6. Yoongi-calzones de alfa dominante-Min

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¿Por qué hizo eso?

Era la pregunta que no dejaba de rondar en su cabeza, mientras daba vueltas y vueltas alrededor de su cama. La luna se encontraba en cuarto menguante fuera de su habitación, pronto sería luna llena.

Luna llena.

Si su lobo había hablado en presencia de Min Yoongi, quizá podría hacerlo surgir en luna llena. Los lobos pedían salir con ferocidad al menos en esa faceta de la luna, nunca lo había sentido, pero esperaba, con todas sus fuerzas, verlo, escucharlo al menos.

Fue eso lo que lo motivó a pedirle que lo acompañara a la cena del domingo con sus amigos.

Ni siquiera pensó en su TaeHyung, no en ese momento. Y ahora, en su habitación, no sabía cómo decirle a su mejor amigo que no podrían salir porque había invitado a el alfa que, desde lejos, se notaba que le caía mal.

Y, si era sincero consigo mismo, no sólo su lobo lo había motivado a pedírselo, también sus deseos por el descubrimiento de sus emociones. Nunca había sentido eso, esa excitación al sentir a alguien de cerca, la emoción de oler un aroma más fuerte que un suavizante de telas, la alegría de que alguien lo mirara más allá de un vicepresidente rígido y estricto, algo más que un sin destino.

Era un mal amigo. El peor.

Le rompería el corazón y eso no se lo perdonaría jamás. ¿Cómo siquiera mirarlo o hablarle después de que vaya acompañado de un alfa? ¡Un alfa, por el amor a la luna! Ambos habían concordado con que odiaban a los alfas por sentirse superiores a los omegas; ambos odiaban al resto del mundo porque, aunque los sin destino no habían pedido nacer, aún así eran repudiados. Habían sido dos contra el mundo, «qué se jodan los destinados», era su lema. ¿Y ahora? ¿Lo odiaría?

Porque creía que él ya se odiaba por preferirse antes que al corazón de su mejor amigo, de su hermano, de su alma gemela.

Suspiró, dejándose caer en su cama. Tomó su celular y marcó el número de quien creía que le ayudaría.

—¿No llamaste para cancelar lo de mañana, cierto, Jiminie? —habló la voz desde el altavoz de la bocina de su celular.

—No, hyung. Es otra cosa —contestó, con la voz más desanimada de lo que le hubiese gustado.

—¿Estás bien? —se oyó preocupado—. No te escuchas nada bien.

—Es que estoy a nada de hacerle algo horrible a mi Tae.

Del otro lado de la línea, Jimin logró escuchar ruidos, por lo que imaginó que SeokJin se estaba acomodando para escucharlo mejor.

—Cuéntame, te escucho.

Jimin se recostó de lado, haciéndose un ovillo desde su lugar en la gran cama, fría y solitaria como él, y comenzó a contarle todo lo que había sucedido con su mejor amigo hasta lo que descubrió por culpa del alfa con aroma a café.

—No puedes sentirte mal por ponerte primero, Jimin —le dijo cuando terminó de hablar—. Sé que es tu mejor amigo, casi un hermano, pero no puedes vivir complaciendo a las personas que amas sólo porque no quieres que sufran.

—Además, TaeHyung es fuerte, podrá superarlo algún día. No lo subestimes —escuchó una segunda voz proveniente de la llamada, era NamJoon.

—Hyung —lo llamó—. ¿Escuchaste todo?

—Por supuesto, aquí vivo —respondió.

—SeokJin —farfulló entre dientes.

—Lo siento, lo siento, Jiminie —se disculpó el omega—. Le dije que se marchara, pero no quiso.

Sin destino [YoonMin] ~Omegaverse~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora