Capítulo 12: Nobles y no tan nobles

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Interludio: Cortesana

Ulric decidió dejar el asunto en manos de sus preciadas amigas; retomó sus estudios y entrenamiento en solitario, pues las niñas tenían sus propios planes.

Alda e Ingrid llegaron al campo de entrenamiento donde Ronaldo apenas podía trotar, Yuka, más interesada por los resultados que su propio hermano, yacía sentada bajo un parasol y una mirada repleta de fastidio.

Su hermano apenas podía moverse, la visión del niño regordete corriendo y tropezando le hizo sentir avergonzada. Mientras tanto, el Sargento Morsa continuó atormentando al muchacho de todas las formas posibles.

Tanto él como Ronaldo, eran plenamente conscientes de que el talento marcial del niño era nulo, si a eso sumaban el interés insignificante del chico y su miedo natural a las peleas, entonces el resultado era una triste mentira que solo servía para engañarse a sí mismos.

—Mestizas, ¿qué desean de nosotros? —Yuka las recibió con hostilidad, en su mirada solo había desprecio hacia las protegidas del Rey Ulric.

— ¿Por qué tanta agresividad? —respondió Ingrid, mientras le devolvía una sonrisa pasiva que aprendió de la misma Girasol.

La niña de blancos cabellos había visto a su mentora charlar con militares, nobles de alto nivel y cortesanos venenosos. Todos se dirigían a la madre de Ulric con cierto desprecio sobre sus voces, pero ella en lugar de intimidarse, solo les mostraba una sonrisa amable y carente de temores.

No era fácil llegar a ese nivel de temple, a Girasol le costó mucho tiempo y esfuerzo lograr semejantes gestos.

—Niña bastarda, deja de molestarnos. —Alda quiso decir unas palabras, pero su mejor amiga negó con la cabeza sin perder la sonrisa indiferente.

—Alda es una gran luchadora —comentó Ingrid, mientras presentaba a la niña —. No soy experta en artes marciales, pero leí que un compañero de entrenamiento siempre es mejor para pulir la técnica.

—Ya tiene al Sargento Morsa.

—Cierto, señorita Yuka, pero él es su entrenador, no un compañero de práctica. Sabes que necesita ayuda extra y Alda es la persona indicada para el trabajo.

— ¡Claro que lo soy! —La media hermana del rey dio un paso adelante con la determinación en alto.

—D-De todos modos, el Sargento Morsa no lo permitirá. Hablen con él.

—Eso haremos. —Ingrid respiró profundamente, una cosa era hablar con una niña de apariencia fina como Yuka y otra, muy diferente, entablar conversación con un adulto.

Las dos jovencitas entraron al campo de entrenamiento y de inmediato, llamaron la atención del sargento.

—B-Buen día, sargento. —El rostro de Ingrid se llenó de dudas, hasta el momento había mantenido su expresión calmada, pero ver al hombre de armas enojado y con el físico pesado, rápidamente le hizo sentir temor. Su corazón latió más rápido de lo normal y las manos empezaron a sudarle mucho.

—Escuché la mierda que dijeron, la respuesta es no. Ronaldo solo puede aprender con los golpes que le doy.

—P-Pero él no está aprendiendo nada, ¡solo le estás pegando! —gritó Alda, muy inconforme con aquella injusticia.

—Estas son artes marciales, ¡no un puto baile!, si no tienen nada qué hacer, entonces piérdanse.

Alda frunció el ceño, intentó responder a su provocación, pero Ingrid le sujetó del hombro izquierdo y nuevamente, negó con la cabeza.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt