Capítulo 5: Acondicionamiento

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Capítulo 5: Acondicionamiento

No fue fácil empezar el entrenamiento.

Durante los primeros días mi mentor me pidió que solo corriera alrededor del patio, pues antes de empezar con lo técnico debía tener cierto acondicionamiento físico.

A Sir Marte se le notaba un poco nervioso en las cesiones iniciales; seguramente pensó que rechazaría ser entrenado de manera tradicional.

Para un niño chiflado y mal educado, correr era una muy mala forma de empezar cualquier disciplina. Por fortuna, amaba correr, lo hice muchísimas veces durante mi vida pasada y en cierto modo, me relajaba.

—Que cansado... —Sin embargo, este cuerpo no me permitía dar más de 3 vueltas sin necesidad de parar. Aquello me frustró un poco, pues antes podía trotar más de 40 minutos sin detenerme a caminar.

—Lo está haciendo bien, alteza. —Sir Marte rotaba su atención entre los golpes de espada de mi hermana y mi carrera alrededor del patio.

Odiaba la sensación del sudor pegajoso recorriendo estas finas telas. Como extrañaba mis casacas deportivas y especializadas para absorber la humedad; a este mundo le hacían falta muchísimas comodidades que por desgracia desconocía en cuanto a fabricación.

Pasaron 6 semanas enteras de puro trote sin nada de técnica ni charlas de armamento.

Poco a poco mi resistencia fue aumentando, ya no me cansaba tan fácil y mi paso se volvió más firme. Luego de cada práctica volvía a mis aposentos y me sumergía en estudios teóricos o culturales con Gonzalo como mi tutor.

Aprendí más de la historia del reino y también fui memorizando los ducados que componían mis dominios. Cada uno de los duques me debía lealtad y en caso de guerra, podía llamarlos como abanderados para marchar al combate.

Ah, espero no tener que luchar una guerra.

—Mentor, ¿hoy seguiré las vueltas? —La décima semana llegó y por fin el rostro del gigante negó con la cabeza.

—No, hoy te voy a enseñar lo básico de la esgrima. —El caballero me entregó una espada de madera pequeña, ideal para niños.

—Oh, ¿ya está listo mi hermano para la guardia? —preguntó Alda, mientras se acercaba con su propia espadita en manos.

—Así es, la verdad fue una sorpresa que no se quejara por los circuitos. Todos mis demás aprendices suelen abandonar mi tutela porque no soportan trotar demasiado.

— ¿Acaso hiciste trotar a mi hermana también? —cuestioné por pura curiosidad.

—Claro que sí, aquí no hay trato especial para nadie.

—Bueno, mentor, ¿cómo empezaremos?

—Ok, veamos... Lo primero que tienes que dominar para ser un gran espadachín es la postura; no importa que tan rápido y fuerte seas, si tu base es mala entonces no podrás encadenar ataques. Te enseñaré primero a usar la espada porque es el arma de los nobles, pero también voy a entrenarte en el uso de toda la armería del reino. Un buen guerrero sabe utilizar todas las armas y ya verás tú en cuál especializarte. —Mi entrenador colocó su pierna izquierda al frente y la derecha detrás, inclinó levemente su cintura hacia adelante y sujetó la espada de madera entre sus fuertes brazos.

La hoja yacía mirando hacia el frente y sus hombros fuertes como robles no lucían en lo absoluto tensos.

—La guardia estándar. —Alda imitó la pose de Sir Marte con su propia espada —. Es mi favorita.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoWhere stories live. Discover now