9.- Lo que nos une

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Los tres esperábamos en silencio, ni siquiera podíamos vernos a la cara, era una situación incómoda, pero estar juntos en esos momentos era lo mejor.

— ¿Qué creen qué sea lo mejor? —preguntó Sam rompiendo el silencio.

— La respuesta es clara. —dije.

— Tienen que matarlo. —ambos lo miramos un tanto sorprendidos— ¿Por qué me ven así?

—Porque apenas eres un niño. Me cuesta creer que pienses de esa forma.

—Tampoco eres mucho más grande que yo. No veo la diferencia.

— La diferencia está en que tú siempre has tenido comodidades, nosotros no. —dije— Tus padres estaban juntos, Rick tenía un buen empleo y Lori siempre se hizo cargo de ti. Incluso ahora que el mundo se fue por un tubo ambos están contigo, no has tenido que cuidarte solo.

— ¿Y ustedes sí?

— Mi papá murió cuando tenía seis años. Mi mamá trabajaba el doble para mantenernos y mi hermano mayor era un idiota, aún peor que Merle Dixon. —Carl arqueó una ceja intrigado— Todo el día estaba metido en problemas, cómo él. —se encogió de hombros— Se fue de la casa un poco antes de que esto comenzara. —acarició su propia ceja pasando sus dedos repetidamente sobre la cicatriz que ahí tenía— Ojalá esté muerto. A mi mamá la mordieron y tuve que dispararle, al igual que ________ a la suya. —Carl me miró como esperando que contara sobre cómo era mi vida antes de todo.

— Él tiene razón. Todo lo que pasamos antes, después y actualmente es lo que no hizo madurar. Por eso nos parece difícil que tú pienses así. Randall, el tipo raro del granero es malo, y su gente seguro también lo es. Sabemos que es lo que les espera a los hombres y a los que sobrevivamos después de que los maten.

— Nuestro barrio estaba lleno de esa gente. —Sam nuevamente nos dió la espalda— De lo peor del mundo. A lo mejor hay uno que sea bueno en ese bando, así como Daryl en nuestro vecindario. Pero las cosas ahora son distintas, en un grupo lleno de mierda ya no tienen mucha opción más que seguirlos. —se puso de pie y se estiró— Voy adentro, está enfriando y tengo sueño.

— Adiós. —respondimos al mismo tono— Entonces qué le hayan perdonado la vida por Dale te parece malo, ¿verdad? —le miré.

— Sí, Randall no puede quedarse aquí.

El desgarrador grito de un hombre nos puso atentos. Ambos intercambiamos miradas y saltamos de nuestros asientos en busca de los aullidos de socorro. Todos salieron de la casa, y corrieron en la mía dirección, la escena era horrible.
Había un caminante comiendo de las tripas de Dale quién nos miraba suplicando piedad.

—No hay nada que hacer. —dijo Hershel. Andrea sollozó y el caminante giró a vernos. Era el mismo que me había atacado un día antes, el mismo al que Carl no había podido matar, el mismo al que yo dije que no era un problema. Ese mismo, había acabado con Dale.

Sam me tomó por los hombros y yo me escondí en su pecho, llorando por la culpa. De haberlo matado esto no habría pasado.

— Lo siento hermano. —escuché a Dixon y luego un cañonazo.

***

El sol apenas comenzaba a dar indicios de esconderse. Daryl y yo estábamos sentados en las escaleras, el afilada una rama mientras yo le ponía las agujetas a mis tenis que acababa de lavar.

— Dixon, ¿si te pregunto algo me respondes?

— Mh, no tengo otra opción.

Estoy Sola. Carl Grimes. ||Chandler Riggs||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora