Entramos al taller y recibimos la clase, el profesor Snape siempre me hace dormir con su voz suave, parece que habla con sueño, no se si no duerma, o solo es así de aburrido. Toda la clase estuve repasando el plan una y otra vez, quería que salga perfecto.

La campana para el fin de la jornada sonó, Draco siempre limpiaba sus utensilios antes de salir y eso hace que salgamos al último, pero hoy es una excepción.

—Draco, quedé en verme con las chicas en cinco minutos, no creo que pueda esperarte—digo guardando mis cuadernos—¿No hay problema verdad?

—No, ve con ellas, sabes que odio la impuntualidad y no quiero hacer que llegues tarde, anda—sonrio y le doy un beso en la mejilla, agarro la maleta y salgo, en cuanto salgo le envío un mensaje a Pansy la cual ya está en su posición, me dijo que los guardias ya se habían ido y que ahora mismo estaba corriendo hasta el taller para cerrarlo con llave.

Draco

Seguía limpiando los frascos cuando escucho como la puerta se cierra con un ruido sordo.

—Mierda—camino a la puerta e intento abrirla, pero no sede, al parecer está con seguro—¿Por que a mi?

Jaloneo la puerta reperidas veces pero no abre, suspiro y volteo para seguir limpiando y luego intentar salir, pero ahí, justo en mi toalla para limpiar las cosas está esa maldita cosa, es maldita polilla me miraba.

—No, no te atrevas—emprendió vuelo directo a mi—¡No!¡Ayuda!¡Alejate maldita cosa!—Corrí por todo el laboratorio huyendo de esa cosa asquerosa.

Mientras sigo corriendo de la polilla escucho como la puerta se abre y no dudo dos veces en correr directo a ella, al llegar a la puerta choco con alguien que avanza a sostenerme para que no me vaya al piso. Subo la mirada y me encuentro con ese maldito San Potter, me está vuendo con incredulidad y ¿Burla?

—¡Sueltame!—me aparto de él y me cruzo de brazos-—¿Que haces aquí?

—Pues, escuché tus gritos y quería ver que pasaba, pues al parecer hay una polilla asesina por aquí—Ese maldito tono de burla con el que lo dijo, me hace querer agarrarlo y darle una cachetada, maldito estúpido.

—Pues estoy bien, no necesito tu ayuda—caminé a la mesa cuidando que la polilla no se acerque y tome mis cosas—¿Por qué sigues aquí?

—Pues te espero ¿No es obvio?

—No hace flata que lo hagas, Potter—camine hasta la puerta, pero ese maldito no se movía—¿Te podrías retirar por favor?

—Pues no me has dado las gracias.

—Y no lo voy a hacer, muevete—traté de pasar pero Potter me detuvo agarrándome del brazo sin fuerza y empujandome hacia atrás—¿Que mierda te pasa?

—Si me das las gracias, te dejaré salir—se cruzó de brazos, ese maldito de verdad no se iba a mover.

—No lo haré.

—Entonces buena suerte con tu amiga la polilla—estaba a punto de cerrarme la puerta, me acerqué hasta a ella y la detuve.

—¡No! Espera, espera—Potter entre abrió la puerta—Gracias ¿Contento?

—Bien, eso está bien—abrio completamente la puerta y se apartó—puede salir—hizo una estúpida reverencia.

—Idiota—sali del taller y caminé a paso rápido hasta la salida pero seguía sintiendo a Potter detrás de mi—¿Que quieres Potter? Ya te di las gracias.

—Pues, ambos vamos a la salida para ir a nuestra casa ¿No?—alzo los hombros y siguió caminando a la salida.

—No creo que haya sido por eso.

CasamenterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora