La unica persona buen en una aldea malvada

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Hipo
-Tranquila no te pasara nada-le dije a la chica para consolarla- por cierto me llamo Hipo.

Me acerque a la palanca que abría la puerta de la jaula donde estaba ella para abrirla cuando Astrid me jalo del brazo

-Hipo, tenemos que hablar- dijo llevándome con los demás que ella se habían reunido al otro lado de la arena.

-Hipo-dijo Patapez algo inseguro-estas seguro de que es buena idea acercarnos a ella.

-Por que no-dijo Brutacio-es muy linda y peligrosa, es la combinación perfecta.

-Tu lo dijiste-interrumpió Astrid-es muy peligrosa.

-Tal vez-dije intentando convencerlos de que ella podía estar de nuestro lado-pero los dragones son igual de peligrosos, pero con un poco de confianza se puede hacer cualquier cosa- dije acariciando a Chimuelo.

-Bien-dijo Astrid molesta-si estas tan seguro de que puedes entrenarla como a un dragón puedes intentarlo, pero cuando falle estaré hay para decir "te lo dije".

-Hipo-dijo Patán alejándonos del grupo para decirme algo mientras los demás seguían discutiendo- tienes que averiguar todo de ella para que yo pueda conquistarla con mi bello rostro y mis grandes músculos.

-Patán no creo que ella se fije en ti.

-Todas aman a Patán Mocoso-dijo viendo a Astrid mientras ella le lanzaba una mirada de desagrado.

Hací discutimos por un buen rato hasta que mi padre regreso a la arena seguido por Bocón.

-Que hace ella fuera de su jaula- grito mi padre entrando a la arena-quien la dejo salir.

La ultima vez que la vimos estaba encerada pero efectivamente ella se había salido de la jaula. Estaba sentada al centro de la arena comiendo unos panes que había en un banco, no tengo ni la menor idea de como se salio sin hacer ningún ruido ya que ni los dragones se habían dado cuenta de eso hasta que mi padre regreso.

Dalla
Después de presentarse Hipo se levantó dispuesto a abrir la jaula, pero la chica rubia que me había defendido contra Patán lo tomo del brazo y se lo llevo hacia donde estaban los demás vikingos.

De nuevo estaba atrapada sin escapatoria, cuando levante la mirada vi un hueco entre las barras de la jaula lo suficientemente grande como para poder pasar por el.

"Puedo escapar pero que me asegura que los dragones no me atrapen de nuevo" pensé por un rato hasta que mi estomago comenzó a gruñir, no había comido nada mas que ese pescado que me dio Hipo. Realmente estaba hambrienta cuando vi unos panes sobre un banco. "Si no hago ningún ruido podre llegar hasta alla para comer algo".

Trepe sigilosamente hasta ese hueco entre los barrotes y pase por el perfectamente, baje silenciosamente y me acerque sin hacer ningún ruido. "Nadie me vio, perfecto" pensé mientras me sentaba y comia. Ya me había terminado todos los panes cuando llego Estoico.

-Que hace ella fuera de su jaula- grito alertando a los vikingos y a los dragones de que había escapado- quien la dejo salir.

Los dragones se alteraron mas de lo que creí, me rodearon dispuestos a atacarme, pero me levante de un salto y extendi mis alas lo mas que pude y solté un rugido con fuerza intentando intimidarlos, pero no no logre, ellos se sentían seguros en grupo. Tenia dos opciones; escapar volando con la probabilidad de que me capturen de nuevo o regresar a la jaula donde estaba para intentar mi plan otra vez.

He pasado sola mucho tiempo defendiendome de dragones salvajes, si Hipo puede entrenarlos debe saber también sus debilidades.

Después del fallido intento de intimidar a los dragones mi mejor opción era aprender sus debilidades, al final decidí regresar a la jaula.

Baje mis alas y corrí hacia la jaula, trepe hasta el espacio por donde salí y me deslice por el entrando a la jaula cayendo al piso con fuerza, todos se acercaron a la jaula para verme, solo pude arrastrarme hacia el fondo de la jaula hasta que tope con la pared y aun así seguía retrocediendo como si quisiera atravesar la pared.

-Les dije que no la liberaran-grito Estoico furioso.

-Te juro que no lo hicimos- dijo Hipo ínter poniéndose entre Estoico y la jaula donde estaba.

-Entonces como rayos se salio-realmente estaba furioso, se veía en sus ojos

-No lo se-Hipo seguía arriesgándose por mi, a pesar de que toda mi vida me avían enseñado a temerles a los hombres con el me sentía completamente segura, como si el me protegiera de todo, era extraño-pero te aseguro que lo averiguaremos.

-Tal vez, aunque solo es una teoría-dijo un joven de cabello largo y rubio-ella salio por en mismo hueco por donde se metió hace un momento.

-Tienes razón Brutacio-dijo Estoico-Bocón sella ese hueco, no quiero que vuelva a escapar.

En cuanto Bocón termino su tarea de sellar el hueco, el conocido como Brutacio, Patán y un chico corpulento pero al parecer no violento se acercaron a mi con una manta cada uno, las cuales tome, la noche se acercaba y a juzgar por la nieve alrededor creo que las noches son frías en donde sea que es este lugar.

-Toma preciosa mía-dijo Patán-soñare contigo esta noche, mi bella daquilira.

-Es una raquira Patán-interrumpió el joven corpulento-no dice nada sobre ellos en ningún libro de dragones, seria una oportunidad única para estudiarlos.

¿Para que quieren estudiarme? Es muy extraño todo esto, pero la mayor duda que tenia era por que me siento diferente con el. Preguntas como esta se arremolinaban en mi mente sin encontrar respuesta.

-Por ahora no haremos nada-interrumpió Estoico dando orden a todos de irse- mañana ya habre tomado una decisión.

Hipo fue el ultimo en irse, solo se quedo mirándome, sentía su mirada, toque mi bolsa y sentí la daga que me había dado mi hermano, sentía que debía dársela,

Hipo
Cuando estaba por voltearme para irme la raquira jalo mi brazo haciéndome caer bruscamente, llamando la atención de todos, quienes corrieron de regreso a donde estaba. Les hice un ademán para que se detuvieran cuando sentí que ella había puesto algo en mi mano, voltee a ver y era daga de 20cm, levanto la vista y vi sus ojos, era como si me dijeran "ayudame", después me empujo hacia atrás y se alejo al fondo de la jaula.

-Hijo, estas bien, de donde sacaste esa daga.

-Ella me la dio-dije.

-Sera mejor que vallamos a casa-dijo mi padre empujando me a la salida.

Cuando entramos a casa discutimos un poco, el insistía que ella era una amenaza y que debíamos deshacernos de ella, mientras que yo insistía que era inofensiva usando la escusa de que me había entregado su única arma.

-Te probaré que no es una amenaza, podremos confiar en ella.

Subí rápidamente a mi cuarto dejando a mi padre con la palabra en la boca. Debía idear un plan para probarles a todos que ella no era peligrosa.

Media sangre de dragon (HipoxDalla)Where stories live. Discover now