Zoe y Elías parecían tener el matrimonio perfecto, unidos por el amor y bendecidos con dos hijos preadolescentes. Pero bajo la aparente calma, una tormenta de desafíos maritales se avecinaba, amenazando con desgarrar el tejido de su familia. Mientra...
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En el transcurso del día, ya estaba por llegar la noche y Elías se había encargado en arreglar todo el desorden que había en su hogar. Mas, a pesar de que se debía preocupar por su auto que había dejado en un callejón sin salida, su preocupación ahora se centraba solamente en Zoe. Por el momento su auto había quedado en segundo plano, ya que pensaba que al llegar el lunes llamaría a la grúa para llevarlo al mecánico y pagar los arreglos con los últimos ahorros que tenía.
Ahora lo importante en estos momentos era su familia y en recuperar a Zoe.
Sabía que tomaría un tiempo para sanar las heridas que él había creado en ella.
Sin embargo, sabía que con la ayuda de Dios éste lo lograría. Así que mientras tanto, Elías esperaría en Él.
Elías estaba algo pensativo mientras que le preparaba té a Zoe. Recuerda detalladamente la obsesión que tenía esta con los tés y como estuvo un tiempo tomándolos desde la mañana hasta la noche.
Así que, tomó la oportunidad de hacer algo bueno por ella, a pesar de no saber cómo prepararlo.
Su deseo en su corazón era poder remediar los daños hasta con los pequeños detalles. Quería hacer un gesto en la que ella viera que a él si le importaba.
Mientras que vertía el agua en la taza para acto seguido echarle dos cucharadas de miel, pone la bolsita del té de manzanilla y lavanda sobre la taza para mezclar los sabores con el agua hirviente.
Al terminar con lo que hacía, se percata que el lugar estaba en un completo silencio. No estaban los mellizos discutiendo como siempre solían hacer, ni siquiera la voz de Zoe que inundaba el lugar de alegaría como siempre se solía escuchar.
Extrañaba escuchar su voz que resonaba en alguna parte de la casa.
En el momento que la busca en el segundo piso; en el que la vio por última vez, se percata de que Zoe no estaba.
Lo que algo extrañado y apresurado baja a la sala de estar, pero tampoco Zoe no se encontraba allí.
Elías, ahora ciertamente preocupado sale de la casa. Lo que al salir mira a su alrededor donde la halla sentada en el cómodo sofá del balcón.
