Bendito sea el día que el universo unió los caminos de Tamara y Venus.
Bendita la suerte de encontrarse cuando la fe estaba perdida.
El loco amor de una ingeniera civil que encontró en la indigente con los ojos más hermosos del mundo todo lo que nec...
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Y aquí estamos, teléfono en mano o frente a una computadora; en la comodidad del hogar o en algún lugar que nos hace sentir seguros para tomarnos un tiempo libre que haga fluir nuestra imaginación leyendo miles de historias.
A veces no nos detenemos a pensar que hay un mundo entero ahí afuera, vidas tan distintas a nuestra realidad que seguramente nos asombraría. Seres que también tienen derecho a dormir abrigados en las noches más frías del invierno, a tomar un refrescante baño cuándo el calor se hace insoportable en las feroces tardes de verano o simplemente a vivir plenamente sentimientos hermosos como el amor, si, en definitiva todos merecemos amor.
Pero no amores de novelas, todos necesitamos amores fantásticos, de esos que nos toman de la mano acariciándonos el alma e impulsandonos a ser mejores; una compañía perfecta que nos haga crecer como adultos y soñar como esos niños que nunca dejamos de ser. Alguien que admire nuestro vuelo con una espléndida sonrisa porque al final del día compartiremos el nido.
Nadie sabe dónde encontrará a su alma gemela, quizá está ahí afuera, muy cerquita en el vecindario o tal vez del otro lado del mundo; puede ser un profesional con éxito o alguien que no terminó sus estudio pero tiene una fuerza interna para vencer la carencia con trabajo honesto y sin miedo.
Pero justo un día sucederá, sin esperarlo; los caminos se encontrarán, haciéndonos luchar con el mundo entero para ser feliz porque el universo conspira a favor de las almas libres, esas que no buscan dañar solo amar...
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Venus Aristizábal, soñadora empedernida, fiel creyente de que todo tiene un para qué en esta vida. A sus 29 años tomó la firme decisión de volcar sus días a trabajar, con un único objetivo: ahorrar lo suficiente para recorrer el mundo en libertad de ser; empaparse de nuevas culturas, aprender distintos idiomas, conocer las maravillas que hay ocultas entre los antepasados de cada rincón del planeta.
Está convencida de que el amor no es para ella, eso de los dramas absurdos le colman la paciencia, demasiado lloró por quién no lo merecía, saliendo airosa de batallas internas por la baja autoestima que antiguas relaciones instalaron en su corazón.
Ingeniera civil de profesión, su gran pasión es la fotografía; pero el regalo más hermoso que el universo pudo darle es la abuela Ruth, una veterana adivina qué está convencida de que su única nieta heredó los dones para tocar almas con la mirada; las dos conforman un equipo tiernamente divertido, de esas relaciones mágicas que nos hacen creer que la familia aunque tiene tragos amargos puede ser nuestra salvación y puerto seguro.
Alma libre de alas rotas, sueños caramelos con días amargos.
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Tamara Ruíz, sus anhelos se desvanecieron en el camino, nacer en medio de la miseria forjó en ella el más aguerrido carácter, aunque la ternura por momentos desborda de su corazón de tal manera que muchos se lograron aprovechar de ella, como el papá de su hija por ejemplo, un turista extranjero que a penas vio esos enormes ojos grises quedó prendido de la belleza de la ingenua jovencita sin hogar que no conocía nada del amor. Embarazada quedó totalmente a su suerte, tal como había llegado al mundo, pues sin pizca de compasión el hombre se marchó para nunca más regresar luego de haberle prometido sacarla de las crudas garras de la indigencia.
Pero desde el primer momento que sintió a su bebé moverse dentro de ella supo que ahora tenía la razón más importante para vivir, justo por eso escogió el nombre ideal para su pequeña: Vida.
Su único objetivo es salir de las frías calles para darle a su hija un futuro fuera del temido olvido social. Enamorarse está prohibido, confiar en los demás resulta el peor de los pecados.
Coraza de acero que esconde el miedo, corazón de seda que jamás volverá a ceder.
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Sus caminos se hallarán de la forma más extraña; peleas, malos entendidos y un profundo agradecimiento. Sin planearlo terminarán viviendo bajo el mismo techo, descubriendo el mundo a través de los ojos de la otra, experimentando todas esas emociones guardadas en lo más profundo de sus almas: celos, deseos y una felicidad absoluta.
¡Bendita la hora! ¡Bendito el lugar! ¡Bendita la mirada que enamora!
