Nunca pensé que mi vida terminaría así. Cuando era más joven, tenía sueños. Sueños que eran de otro mundo y ridículos. Nunca soñé con convertirme en soldado para ir a batallas que no eran mías.

Ya no luchaba por la libertad. Nunca fue acerca de la libertad en primer lugar. Si quería ser libre, me hubiese ido del ejército. Irme del país y sentar cabeza en algún otro lugar.

No sé porque me quedé aquí todo este tiempo. Tal vez porque mi equipo me puso en un pedestal que era muy alto para mí para poder bajar, así que me quede ahí. Participé en sus juegos y ahora... quiero salir.

Respiré algo tembloroso mientras lagrimas caían por mis ojos, cayendo por mis mejillas.

Podía afrontar muchas cosas pero esto... estaba llegando al límite. No noté que cuando peleabas una guerra, perdías toda tu humanidad. ¿Y qué sucede con aquellos que aun mantenían esa humanidad?

'Ellos mueren.' Pienso y dejo salir un sollozo de derrota.

Yo voy a morir.

El zumbido nuevamente se oyó cuando la puerta se abrió y aprieto mis oídos con mis manos con miedo y dolor. Miro como Max y otro soldado entran a la celda. Max se ríe al ver mis lágrimas.

— Patético. — Murmura acercándose y levantándome rudamente. Suelto un quejido ante esto y el cuarto comienza a girar otra vez.

Max me saca de la celda yendo por el conocido pasillo. El soldado siguiéndonos atrás sosteniendo las puertas para nosotros. La repentina sensación de que me llevaban a mi muerte me deja pensando y mi estómago se encoge. Llegamos a una esquina y me sostengo de la pared. Max se detiene mirándome con asco e ignoro la mirada de pena que está en su rostro. Cuando logro recuperarme mis rodillas tiemblan y casi caigo, mi cabeza sintiéndose pesada. Max me levanta y me sostiene antes de caer mientras me arrastra. Tropiezo los últimos pasos cuando el soldado abre otra puerta para nosotros. Ahora, era la oficina de Louis.

Max me lleva adentro y me sienta en la silla opuesta al escritorio de Louis. Louis no estaba ahí, sin embargo, mi respiración se acelera con miedo. Max se aleja de mi custodiando mientras el otro soldado se detiene en la puerta, asegurándose de que no escape.

— No tiene permitido sentarse. Levántalo. — Giro mi cabeza hacia la venta donde Louis habla y mis ojos se agrandan, mi corazón se acelera, sin darme cuenta que estuvo ahí parado todo el tiempo. No me mira cuando habla solo continúa mirando por la ventana.

— Señor, no está bien. Es mejor que se siente. — Max afirma. Lo miro sorprendido. Max me estaba defendiendo por primera vez. Sin embargo, tiemblo, sabiendo que algo malo estaba por venir si sentía pena por mí.

Los ojos oscuros de Louis miran a Max.

— Haz que se levante.

Max suspira, tomando mi muñeca haciendo que me levante. Me paro con mis piernas temblando pero logro mantenerme de pie. Max se aleja de mí pero aún estaba cerca por si me caía.

— Vete. — Louis demanda y no lo miro cuando el soldado y Max se van de la oficina, cerrando la puerta suavemente. Mis manos tiemblan y lo miro cansado. Ahí fue cuando me di cuenta.

Mis manos temblaban, no por miedo, si no por el efecto secundario que me dejó el daño en los nervios.

No noté el duro golpe en mi mejilla haciéndome llorar y mis manos se dirigen al escritorio para sostenerme.

Alzo mi mirada hacia Louis, lágrimas de dolor manchaban mi mejilla y estaba agotado. Louis me mira sin expresión alguna.

— Esta fue tu idea todo este tiempo. — Susurra. Su voz no era tan fuerte y frunzo el ceño preocupado. La confusión escrita en mi rostro al escucharlo. — Queriendo engancharme hasta que tu rescate llegase. Me hiciste creer que me decías la verdad. — Ríe amargamente mirando el suelo, más decepcionado consigo mismo que conmigo. Mi corazón se rompe y maldigo por ello. — ¿Luego qué? — Me mira con emoción. — ¿Cuál era tu plan? ¿Ella vendría aquí y te reunirías con ella y se turnarían para clavarme cuchillos? Como si nada, todo terminaría y hubiesen ganado. — Louis sonríe rendido y se aleja de mí. Decidiendo que ya no me miraría. Había tenido suficiente. — Soy un estúpido. — Murmura para si mismo, sin querer que yo lo oiga pero lo hago, y mi corazón se detiene negando con mi cabeza, pero él no me ve.

Bravado (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora