LXXV

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La mañana de la cirugía muchos fueron a visitarlo, apenas por unos minutos, ratos antes de que tuvieran que llevarlo al quirófano.

Entre ellos estúpidos parientes que dedicaron falsas sonrisas y estúpidas flores.

JungKook no quería separarse de él, pero tuvo que hacerlo en varias ocasiones, como cuando la señora y el señor Kim pidieron hablar con su hijo a solas y él se encargó de esperarlo afuera, junto con JiMin y YoonGi, quienes se quedarían a ver la cirugía. NamJoon y SeokJin vendrían en un rato para darle unas palabras de aliento a TaeHyung.

Sus amigos notaron lo decaído de su actitud, aunque no intentaron nada para animarlo porque sabían que no lo lograrían.

Apenas pudo decir unas palabras, pero ya no estaba de humor para nada.

Su mente estaba muy lejos de ese hospital, y con sólo notar sus ojitos perdidos, fijos en el lustroso suelo, ninguno intentaba hablarle.

En su mente sólo podía recordar los viejos tiempos, donde no se preocupaba por los dolores de cabeza de TaeHyung y pensaba que se veía adorable, donde se encargaban de escuchar música o de hablar por mensaje durante las noches, o mitad con voz y mitad escrito en persona, con TaeHyung comiendo caramelos de frutilla mientras él tenía su café.

Viejos tiempos a los que quería volver.

—Kook —escuchó la suave voz de la señora Kim, alzó su rostro hacia la mujer, que tenía una expresión tan melancólica como él—. Tae me pidió que te diera esto —añadió, estirando su mano hacia él, y mostrando el anillo que le había regalado a su novio en su cumpleaños.

JungKook quiso llorar.

Se tragó sus lágrimas y tomó el anillo, lo colocó en el dedo anular de su mano derecha, porque en la izquierda tenía el propio.

Mirando ambos, quiso llorar.

Sintió a la señora Kim abrazarlo, y comenzó a llorar sin poder evitarlo, rompiéndose en los brazos de la mujer.

—Todo va a salir bien, Min.

☆☆☆

TaeHyung se sentía completamente desnudo, por más que tuviera la bata del hospital encima, esa estúpida tela sintética no cambiaba nada, ni le proporcionaba abrigo.

Lo habían obligado a quitarse todo, desde ropa hasta cualquier accesorio que tuviera.

Y así se había despedido del anillo que compartía con JungKook.

En su camino al quirófano fue acompañado tanto por sus padres como por sus amigos, pero no vió a JungKook entre ellos y un sentimiento amargo se instaló en su pecho.

Se asustó cuando lo dejaron solo en aquella habitación, tan bien iluminada y con gente cubierta en mascarillas, gorros, guantes y uniformes blancos, con tantos elementos de metal brillante junto a la camilla.

En sus ojitos se notó el miedo.

—Tranquilo, chico —dijo uno de aquellos enmascarados—. Todo terminará más rápido de lo que crees —y le dedicó una sonrisa que se notó por las arrugas de sus ojos.

TaeHyung se mantenía incómodo en la camilla de la sala también.

Uno de ellos colocó una mascarilla que cubría su nariz y boca, conectada a lo que parecían tanques.

—No te preocupes, estás en buenas manos —comentó—. Ahora te daremos anestesia, vas a dormir muy bien, será rápido, cuando despiertes ya estarás con tu familia, ¿bien? —TaeHyung asintió ligeramente, sintiendo el aire en la mascarilla más frío de lo normal— Relájate, ahora te vas a dormir en tres, dos...

 Ahora te daremos anestesia, vas a dormir muy bien, será rápido, cuando despiertes ya estarás con tu familia, ¿bien? —TaeHyung asintió ligeramente, sintiendo el aire en la mascarilla más frío de lo normal— Relájate, ahora te vas a dormir en tres, dos

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Loud² | kookv.Where stories live. Discover now