27 de septiembre de 2022. Parte IV.

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El trayecto en coche hasta aquella zona del mercado no duró más de veinte minutos, pero, aun así, albergó cierta tensión en este.

Parecía mentira, pero el hecho de estar en un coche; agarrado a mi espada y ocultando aquella nota a mis aliados, junto a un poderoso mutante y a la guerrera sirviente de un dios, no era lo único que me alteraba. Era, más bien, el hecho de aproximarme a una zona hostil en total silencio, sin que nadie dijese nada.

Aquella tensión típica de un ambiente bélico real. El pasillo en dirección al matadero. Mis compañeros, ya fuese por corte o por concentración, se negaban a generar ninguna clase de conversación, así que yo hice lo mismo.

Pero eso acabó, y pronto nos vimos de nuevo pisando la dura acera de Seúl, y del mercado de Namdaemun.

Ya había anochecido completamente, dejando a las farolas y a los carteles de la calle la función de iluminarnos aquel lugar. Primero que nada, observamos el mercado desde fuera. No había motivos reales para pensar que las midestias aparecerían justo donde estaba el mercado, pero sí que éramos conscientes de que esa era la zona más concurrida, y por tanto, la más apetecible para aquellas criaturas hambrientas.

Bajo la oscuridad de un árbol, los tres examinábamos las llamativas tiendas y la gran afluencia de gente entrando y saliendo de ellas. Había de todo en aquel lugar.

Era mi primera noche de servicio, por lo que esperaba las órdenes de mis compañeros. A mi espalda transportaba mi nueva espada, atesorándola como el regalo de un dios que era. Al igual que yo, Lanza llevaba consigo su gran funda de violoncello donde supuse que, obviamente, ocultaba su larga arma del mismo nombre.

Lo que me sorprendió un poco más fue la ausencia de armas por parte de Andrew. Incluso, el poderoso y agresivo mutante Doyun Park portaba una pistola consigo, pero no Andrew, quien se limitaba a observar a la gente con las manos en los bolsillos de su pantalón.

El mercado no era la única calle de interés para mi compañera, también se giró en todas las direcciones para inspeccionar las otras tres callejuelas por las que debíamos buscar a las criaturas para matarlas. Ahí es donde residía el verdadero peligro: En las calles colindantes al mercado, más remotas y oscuras que las principales.

- Aún queda una hora y poco para que las tiendas de mercado cierren. Hasta que las calles se vacíen un poco, cosa que ocurrirá alrededor de las once, no creo que debamos preocuparnos de este. Ahora mismo me preocupan más las calles de alrededor, donde la afluencia de gente es limitada, y por lo tanto la posibilidad de pedir auxilio. –

- Tiene sentido. –

- Bien, en ese caso, separémonos. –

Dijo dejando en el suelo la funda del instrumento musical y sacando de dentro de ella la ya más que obvia lanza. Esta era muy parecida a la espada de su hermana, también simple, con detalles metálicos y grisáceos y con la misma pluma celeste colgando cual pendiente justo en el extremo contrario al de la hoja.

- ¿Ya? -

- Señor Asher. –

- S-sí. –

- Hoy estará junto al señor Andrew, tal y como lo hemos planeado antes. –

- Entendido. –

- Él se hará cargo de protegerle y le instruirá en todos los peligros reales de la noche en Seúl. Por favor, sea bueno con él y cumpla sus órdenes. –

Densetsu ni narou: Seoul Nights Vol.1 & 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora