XXII

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Había pasado ya un día de aquello, ahora todos se encontraban en el quinjet. Tony había decidido llevar dos maletas, solo por si acaso. Mientras entraba al quinjet, olfateó un aroma que ya conocía, uno muy asqueroso.

Apretó sus puños fuertemente al ver a Sharon sentada junto a Steve y tomándose de las manos. Tony quiso gritar ahí mismo, había olvidado a Sharon.

— Oh, Tony... Te lo iba a decir ayer, pero no pude, Sharon volvió. — exclamó con alegría el rubio.

El genio se forzó a mantener una exprés inexpresiva aunque quisiera gritarle en la cara a Steve por ser tan idiota para no darse cuenta de sus sentimientos y gritarse a él mismo por ser tan débil para no irse.

— Puedo verlo, ¿algo más que deba saber?

Steve sonrió con alegría y asintió.

— Tiene dos meses de embarazo.

Tony sintió que él mundo se había detenido ahí mismo. Se sintió mareado, quería vomitar, quería romper a llorar, gritar, golpear, sin embargo, no hizo nada. Escuchaba a Steve lejanamente, solo veía como sus labios se movían enérgicamente, seguramente contando lo feliz que se sentía, pero él no podía escuchar nada. Estaba en shock, ¿era muy tarde para bajarse del quinjet? Sí, lo era.

— ¿Estás bien? Estás pálido. — escuchó la voz de Sharon llena de muy falsa y asqueroso preocupación.

Tony parpadeo un poco y reprimió sus ganas de llorar. Asintió.

— Sí... Solo que tengo parásitos y... No me he sentido muy bien... — respondió mientras sentía que su voz se rompería en cualquier momento. No iba a ser débil, no frente a ellos.

— Entonces deberias ir y descansar, adelante. — Tony asintió despacio y dió media vuelta, no sin antes ver la sonrisa burlona en labios de Sharon.

Quería golpearla, pero no lo haría. No caería en sus provocaciones.

Se retiró a la pequeña habitación que había en el quinjet y tomó asiento en la cama, un poco dura, pero servía. Sin poder evitarlo más, sollozó e inconsciente agarró su vientre, ¿en serio la vida era tan hija de perra? Pues sí, era una verdadera perra. ¿Ahora qué haría? Tenía que irse, lo sabía, no pensaba aguantar aquella humillación, pero eso significaba defraudar a su padre. No quería eso, no quería fallarle a sus padres. Si se iba, el trato con los Rogers se rompería, y podría causarle problemas a sus padres, no podía ser tan egoísta.

Cerró sus ojos y se dejó caer en la cama mientras acariciaba su vientre de tan solo poco más de un mes. No, ahora también debía pensar en la pequeña vida que llevaba consigo, ¿qué era lo mejor para su pequeño intruso?

Ya lo pensaría después, cuando no estuviera tan sensible, cuando pudiera pensar con la cabeza fría.





















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Tomó un par de horas, pero finalmente habían llegado al territorio de Latveria. Había muchos árboles, casas hermosas y mucha gente en las calles. Aquello hizo sonreír a Tony. Victor era un buen gobernante.

Una vez que el Quinjet llegó a la pista de aterrizaje, todos comenzaron a descender de él, Tony no fue la excepción. Tomó su mochila y otra maleta y comenzó su caminata al exterior, sin embargo, un fuerte agarre en su muñeca de lo impidió.

— ¿Qué clase de cosas vas a hablar con Doom?

— Es privado, ahora sueltame, me lastimas. — Steve gruñó e intensificó el agarre.

Matrimonio Por Conveniencia [Stony]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum