XVII

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— ¿Me estás diciendo que se perdieron en el bosque y por eso llegaron a las 4 de la mañana? — preguntó Bucky tratando de retener la carcajada que amenazaba con salir.

Tony fruncio el ceño y soltó un bufido.

Les había tomado horas volver pero lo habían logrado. El omega esperaba poder estar un poco más con Steve, pero el rubio al llegar se fue directamente a sabrá Dios donde. Se le veía decaído.

— Sí, Barnes. Gracias por repetir lo que acabo de decir. — expresó con fastidio.

James se aclaró la garganta y sonrió de lado. Era agradable estar con Tony. Muchas veces no lograba entender cómo Steve no se había enamorado del omega, y en su lugar había elegido a una omega que no le inspiraba confíanza. Tony tenía muchas cualidades dignas de ser amadas y admiradas, no lograba entender a Steve, pero creía que así era mejor. Tony se merecía a alguien que lo ame desde el primer instante en el que lo vea.

— ¿En qué piensas tanto? — quizo saber el genio.

— Steve, no lo he visto hace un buen rato. — Tony asintió despacio. James entendió que era una clara señal de que se explicara. — Bueno... Desde que volvieron Steve se encerró en su habitación y prohibió que alguien se acercara. Creo que extraña mucho a Sharon.

— ¿Por qué no simplemente la busca en vez de estar lloriqueando?

— Sharon le advirtió que si se atrevía a hacerlo jamás volvería. Ya pasó una vez, aunque terminó volviendo, Steve no quiere arriesgarse. Supongo que esperará a que la rubia decida volver.

Tony suspiró y asintió. A veces creía que el amor tenía más contras que pros. Pasaron una hora completa en el taller hasta que Bucky tuvo que irse para algo acerca de una misión o algo así. Realmente no había entendido y tampoco quería hacerlo. Ahora sólo eran Jarvis y él. Volvió su atención al proyecto 'Ironman' el cual consideraba más un sueño, pero era el jodido Tony Stark, si quiere algo lo obtendría, y ahora mismo quería llevar esa armadura a la realidad, aunque primero tenía que hacerle varios ajustes.

— Jarvis, cierra el taller, no quiero interrupciones.

Entendido, señorito. ¿Incluso el paso está cerrado para James Barnes? — Tony lo meditó unos segundos, finalmente llegó a la conclusión de que el acceso estaría prohibido incluso para él. Jarvis no cuestionó su desicion y se limitó a cumplir con lo dicho por su creador.

Tony pasó el resto del día metido en el taller, sobrecargandose de trabajo para evitar pensar en la creciente preocupación hacía Rogers. No debía meterse en sus asuntos, ya se lo había dicho una vez. No quería tener una pelea innecesaria. Tampoco quería saber nada de nadie.

Fue cuestión de tiempo para que el enojo se apoderara de él. ¿Por qué debía mendigar el amor de Steve? Era jodidamente atractivo, podía tener a quién quisiera. Steve ya de acostaba con alguien más, ¿por qué el no podía? Bueno, la respuesta era muy sencilla... Estaba enamorado, amaba tanto a ese idiota rubio que era incapaz de ver a alguien más.

Tomó una llave inglesa y la arrojó hacia la pared. El amor hacia Steve lo estaba debilitando. No... No era su amor por el rubio, era el no ser correspondido. Otra oleada de enojo lo atacó. Era patético, lo sabía perfectamente. Sabía que debía irse y no seguir esperando a que Steve pudiera amarlo, porque no pasaría, pero se aferraba a la esperanza. Maldita esperanza.

No supo cuánto tiempo pasó gritando y rompiendo cosas, cuántas lágrimas derramó ni cuántas maldiciones exclamó. Solo paró cuando se percató del desastre que había creado en su taller. Herramientas esparcidas por el suelo, agujeros en la pared, vidrios rotos, ordenadores destrozados. Suspiró. Mañana ordenaría todo, ahora sólo quería descansar.

Matrimonio Por Conveniencia [Stony]Where stories live. Discover now