CAPÍTULO 30

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-¿Dónde...vas?- preguntó angustiado.

-voy a ver agua salada, tengo que limpiar tu cara.

-¿te volviste loca?- ¡AQUÍ VAMOS DE NUEVO! Adam me hablaba con rabia.- tengo frío y me vas a mojar más todavía.

-Adam tienes que ser fuerte, si no lo hago ahora después será peor.

-de todas formas vamos a morir.- dijo acostándose de nuevo en la arena. Adam aún seguía cerca de si vómito.

-Escúchame bien. Yo no pienso morir aquí, y tampoco te dejaré hacerlo. Así que más te vale que te comportes como el hombre fuerte que eres y te dejes curar. ¿Me escuchaste?- dije molesta. Adam miraba el cielo oscureciendo, y sus dientes hacían bulla estrellándose una y otra vez del frío que sentía.

Caminé a ver agua, la tapa de la botella de mi colonia no era grande pero aunque sea podía almacenar algo de agua para lavar la cara de Adam. Antes de llegar a tocar el mar, saqué mis zapatillas y caminé despacio hacia el agua. Mis dedos se humedecieron y mi piel se erizó. Estaba helada, muy helada. Caminé valientemente hasta donde el agua pareciera transparente, me incliné y con mi mano tomé un poco de  esa agua helada y lave mi cara, todavía sentía esa sustancia en mi nariz y boca. Una vez que creí sentirme limpia, tomé agua en la tapa de mi colonia. Corrí hacia Adam y lo ayudé a pararse.

-ok inclina un poco tu cara, no quiero mojar tu camiseta- dije y me hizo caso. Cuando puse un poco de agua helada en su cara empezó a jadear de frío.

-¡está...helada!- dijo mirándome.

-lo sé- dije triste. La verdad me daba pena verlo en ese estado. Pasé mi mano por la cara de Adam, era suave y hasta parecía que era más que la de Steve. Por un momento empecé a imaginar que en lugar de tocar la cara de Adam, tocaba la de Steve, me imaginaba verlo sonriéndome como siempre. Me imaginaba verlo delante de mí besando mi frente. Y las lágrimas corrieron por mis mejillas. No podía asimilar lo que me estaba pasando. Estaba en una isla sin comunicación alguna, a punto de morir expuesta a las bajas temperaturas. Extrañaba a Steve con mi vida.

-¿estás...bien?-preguntó, aun temblaba. Asentí con mi cabeza, no quería que me escuchara hablar de lo mucho que quería ver a Steve. Volví al mar a tomar un poco más de agua, regresé donde estaba Adam ya parado sacándose la camiseta.

Definitivamente no estaba preparada para ver su cuerpo. Era...fuerte, sus brazos con tatuajes estaban blancos del frío; caminé hacia él disimulando mi sorpresa por verlo así.

-sólo falta este poco de agua- dije mirando su boca, si miraba sus ojos me iba a sonrojar. Lavé su boca hasta que quedó sin ningún rastro de sangré. Una vez con su cara limpia pude ver todos sus moretones, tenía uno junto a su ceja derecha, otro en el pómulo izquierdo y su boca hinchada con un moretón del lado derecho.- listo- dije disimulando mi pena por sus moretones.- vamos a las palmeras, ¿puedes sólo?- pregunté por si es que necesitaba mi ayuda.

-no- dijo topándose las costillas del lado derecho.

-ok te ayudo entonces- lo abracé por la cintura y él colocó su brazo izquierdo encima de mis hombros. Caminamos hasta las palmeras y nos sentamos dándole la espalda al mar. El tronco de la palmera cubría la espalda de Adam, yo estaba junto a él pero podía aguantar el viento frío.

-¿cómo es...que no...te quitaron el bolso?- preguntó arrimándose con cuidado a la palmera cerrando los ojos.

- no lo sé, después de que me golpearon no recuerdo más.- dije mirando a las palmeras de enfrente de nosotros que apenas me dejaban ver sus hojas por la oscuridad de la noche que nos visitaba.

-te...golpearon fuerte- afirmó

-¿cómo lo sabes? Tú estabas desmayado cuando lo hicieron.

SECUESTRADOS (Adam Levine y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora