CAPÍTULO 26

1.7K 93 2
                                    

-DETENTE-le ordené.- no quiero que hagas un escándalo allí dentro- dije mirándolo a los ojos muy preocupada.

-ese tipo tiene que saber que no estás sola- dijo señalando al hotel. Solté su brazo.

-pero no quiero que lo hagas tú....creo que es momento de que me defienda yo misma. Si no lo hago ahora, todos pasarán encima de mí. Necesito defenderme Steve- contesté molesta.

Steve me miró sorprendido y su expresión cambió de molesto a consternado.

-¿qué vas a hacer?-preguntó en voz baja, como si tratara de pedirme disculpas por lo de hace un rato.

-voy a hablar con él, le voy a decir que me deje en paz, que no se meta conmigo. Que me respete como la mujer que soy, si es que es un caballero.

-¿sólo eso?-volví a sentir su coraje.

-sí porque ya lo golpee esta mañana ¿qué más quieres que haga?.- dije seca.

-¿qué le hiciste?

-le pegué en su.....cosa.-miré para otro lado.

-¿y él? ¿Qué hizo?

-nada....bueno no vi cuál fue su reacción porque lo dejé agachado fuera de mi cuarto con su rosa barata-dije seca otra vez.

Steve me miro por unos segundos y me abrazó. Mi mejilla estaba presionada sobre su pecho, una de sus manos subió a mi cabello.

-Perdóname por haberte alzado la voz, pero...-me separó de él tomándome de los hombros- no quiero verte sufrir o verte burlada mucho menos por un hombre como él. Tengo ganas de golpearlo hasta hacerle saber que soy quien te defiende, que soy quien se va a quedar contigo hasta que la muerte nos separe. Te amo ____, te amo.

Sus ojos se estaban llenando de lágrimas y verlo asi de esa forma, hacía que mi corazón se hiciera pequeño. Sentía como mi pecho se encogía y mis ojos dejaban escapar lágrimas de emoción. Mi garganta se recogía y no daba espacio al aire. Tragué saliva para poder seguir contemplando su rostro.

Nunca nadie me había dicho eso, nunca nadie se había enamorado de mí como lo estaba Steve. Nuestras miradas estaban conectadas, era tan especial ese momento, no se escuchaba nada. Era como si el mundo se paralizaba para vernos, no me quemaba el sol, no me fastidiaba el aire, nada de nada. Sólo él y yo.

Empecé a sentir algo raro en mi estómago, mi respiración se cortaba, y sin darme cuenta mi cuerpo se estaba acercando a él. Mis ojos habían cambiado de dirección; ahora observaba sus labios rojos.

Quedamos con la punta de nuestras narices tocándose. Steve cerró los ojos con fuerza e inhaló.

-no podré aguantar hasta la boda!- confesó. Sonreí. En realidad quería besarlo, me moría por tocar sus labios, pero me daba vergüenza pensar que a lo mejor no le guste como beso, o que a lo mejor Steve termine separándome porque aún no lo quiere hacer y tiene fuerzas para aguantar. Pero en cambio yo...yo definitivamente no puedo, me están dando tantas ganas de besarlo que hasta me cuesta respirar.

Seguíamos con las narices juntas y sin acercarme más a él, giré mi cabeza, como para darle pauta a que me bese, quería que lo haga él no yo. Abrió los ojos.

-creo que lo mejor es que entremos al hotel- dijo alejándose de mí frustrado.

¡OH NO!, YO QUERÍA BESARLO. ¿QUÉ HAGO?

Steve me tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los míos. La mano de Steve estaba caliente a diferencia de la mía que estaba totalmente fría. La verdad cuando me pongo nerviosa no puedo hablar y me pongo helada, muy helada, seguramente se me baja la presión.

***

-no te olvides de hablar con él.- dijo soltando mi mano. Ya estábamos dentro del hotel a punto de entrar al ascensor.

-¿con quién?- ya había olvidado a Adam.

-con Adam- dijo mirándome- tienes que ser firme, mirarlo a los ojos y no titubear. Aunque pensándolo bien, mejor te voy a acompañar- dijo mirando al ascensor a punto de abrirse. Solté su mano y lo miré molesta.

-no me gusta que me subestimes Steve.- le dije con los ojos entrecerrados. Entramos al ascensor, marqué el número 5 y el marcó el 7, arrimé mi espalda a la pared del ascensor y mirando la puerta dije- yo puedo hacerlo sola, no es la primera vez que alguien se burla de mí.

Steve sólo me escuchaba atento, pero al no escuchar alguna respuesta de él, regresé a mirarlo y pude darme cuenta que se estaba mordiendo el labio inferior; su gesto se parecía al mío cuando intento decir "QUÉ LINDO" o "ME ENCANTA".

SECUESTRADOS (Adam Levine y Tú)Where stories live. Discover now