🍭Dia 13》Bath time

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Canadá soltaba un pesado suspiro, se encontraba molesto y cansado de leer tantos papeleos, archivos, de escuchar informes de los contadores, de los inversionistas, había sido un día largo y exhaustivo para el, otro más a su larga lista de horas aburridas.

Empezó a aflojar su corbata mientras se arremangaba la camisa hasta los codos, girando un poco su silla para observar la hermosa vista que le otorgaba su oficina desde lo alto de aquel edificio, volvió a suspirar llevando una de sus manos hacia su rostro, dando una suave caricia hacia este hasta llegar a su cabello mientras cerraba sus ojos, tratando de recuperar sus fuerzas para seguir con su trabajo.

Abrió ligeramente sus ojos, logrando observar como en su antebrazo sus cortes y heridas no eran tan notorias como antes, lo cual, provoco una pequeña sonrisa en su rostro al saber quien era el responsable, si, definitivamente aquel latino había cambiado bastante su vida, y es que, ¿Donde estaría en esos momentos? seguramente trabajando aun en la empresa de su familia, escuchando represiones y ordenes que estos le daban, siguiendo con sus cortes en sus antebrazos y fingiendo una sonrisa a aquella francesa.









—...No necesito de ninguno de ustedes.








Dijo en un tono bajo, manteniendo una facción seria en su rostro junto a una mirada filosa y dominante, si, sentía la libertad y el poder que su trabajo le otorgaba mientras miraba su reflejo en aquel vidrio que hacia de pared en su oficina aunque...al oír que su celular sonaba, se volvió a girar hacia su escritorio, agarrando este llegando a levantar una ceja al ver que dicha llamada era del argentino, ya que, el latino sabia sus horarios de trabajo y siempre evitaba enviar mensajes en dichas horas para no "molestar".

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—¿Hola?.

—¡Causa! Que bueno que atiendes, mira, la verdad estoy en una situación algo complicada, la cosa se salio un poco de control y-

—¿Donde esta Argentina y por que tu tienes su celular?.








Preguntaba el norteamericano con su tono de voz serio, ya que, a el solo le interesaba saber algo importante, su pareja, no los problemas ajenos y dramáticos del peruano.











—¡AGH! ¿No te importo ni un poco? ¿Tan malo eres? 

-¿Qué carajos estas diciendo, Perú?, ¡MI novio es el mejor del mundo! Cuidadito con lo que le dices a mi futuro esposo, enano.












Canadá abrió un poco sus ojos al oír la voz del argentino en un claro estado de ebriedad, provocando que se levantara de inmediato de su silla, agarrando su chaqueta y las llaves de su auto mientras tenia el celular cerca de su oreja, escuchando como el peruano y el argentino se gritaban y discutían mientras el iba bajando por el ascensor, llegando a hartarse de como ambos latinos empezaban a hablar incoherencias.









31 curitas al corazón Where stories live. Discover now