🍭Dia 8》Slow dance

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Argentina se miraba con nerviosismo frente al espejo, estaba usando un traje, uno que hacía mucho que no usaba, y eso se notaba al ver que le iba un poco holgado, seguramente por que había bajado de peso por todo el estrés y ansiedad por la que había pasado.

Suspiró con pesadez, tratando de acomodarse el cabello y es que...aquel guapo canadiense lo había invitado a una fiesta de su familia, y eso, lo ponía muy nervioso.

¿Quién en su sano juicio invitaba a su pareja a conocer a su familia cuando apenas llevaban unas semanas de salir juntos?.

Debía admitirlo, cada dia era feliz por la presencia de aquel rojizo pero...ser invitado a aquella fiesta donde seguramente habría gente rica o millonaria...no era de su agrado.

Aún así, quiso hacerlo, últimamente aquel norteamericano había estado más callado y serio de lo normal, llegando a pensar que tal vez eso lo animaría un poco, vamos, no iba a ser la primera vez que estaba dispuesto a hacer el ridículo para contentar a su pareja.

Así, al oír que tocaban la puerta de su departamento volvió a suspirar, tratando de obtener valor ante la larga noche que iba a pasar.

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—Canadá...si no me dejas de mirar juro que voy a vomitar en todo el maldito auto.












Dijo el argentino avergonzado, desviando la mirada hacia la ventanilla que tenía a su lado, y es que, desde que el canadiense fue por el, éste no le había apartado la mirada de encima, y eso lo ponía más nervioso de lo que estaba.

Claro que, poco sabía el argentino que aquel bicolor estaba encantado por lo elegante y hermoso que se veía, llegando ese sonrojo apenado del menor a decorar de una manera bella sus mejillas.

Canadá estaba feliz, ciertamente su día había sido un infierno al lado de sus padres por la fiesta que iban a realizar pero...ver a su novio había cambiado todo, por lo que, al ver que su chófer tenía la ventanilla subida aprovechó esa intimidad para acercarse al latino, agarrando suavemente sus manos mientras lo semi acorralaba en aquella esquina de los asientos.












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