𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟕: 𝒐𝒋𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒐𝒋𝒐

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—¿Ahora estás reformada?

—No, estoy en un centro de desintoxicación. —Sonrió de forma tan forzada que de sus ojos solo se distinguía la fina línea azabache de sus largas pestañas.

—¿De qué?

—De ti. —Hice un puchero ante su respuesta—. No pongas esa cara. ¿Has comido hoy?

—No, aún no. ¿Quieres hacer algo mañana? —Me froté el ojo derecho con el puño, desde hacía un par de días me lagrimeaba y escocía más de lo normal—. Es sábado. —Olivia frunció el ceño y removió su café, saboreando la espuma de su capuccino.

—Quiero que duermas lo necesario para que no te desmayes conduciendo. —Estiró su mano y me estiró el hombro de la camisa, alisándolo con la mano—. ¿Puedes hacer eso? —Me dio un toque en la mejilla con el dorso de su dedo índice.

Olivia era plenamente consciente de lo que hacía, cómo lo hacía y por qué lo hacía. Empezaba a pensar que intuía lo que sentía por ella y, al igual que lo hizo su hermana, me atraía hacia ella cada vez más por su ansia de ser querida, pero Olivia no era Dafne.

—Liv...

Estaba tan ensimismada en Olivia que ni siquiera me percaté en el pelo liso y vestido de iglesia de domingo con el que Dafne entraba en la sala de descanso.

—¿Qué haces aquí? —Me reprendió con un gesto de desprecio—. Deberías estar terminando la contraportada de la edición del miércoles.

—Le he dicho yo que venga, Dafne. Ni se te ocurra... —Se interpuso Olivia con la intención de defenderme.

—He venido porque me apetecía ver a tu hermana. —Respondí como si fuese un suspiro que me quitaba un peso del pecho—. Me gusta estar con ella y me hace más fácil la cantidad de trabajo que me obligas a hacer.

—Noah —replicó Olivia, agarrándome de la muñeca para que parase.

—Te podría despedir ahora mismo, Wilson.

—Hazlo —insistí, soltándome del agarre de Olivia—. A ver quién hace todo el trabajo por la mierda que pagáis aquí.

—¿Sí? —Dafne esbozó una enorme sonrisa forzada, dando un paso adelante para ponerse frente a mí—. ¿Y por qué no te vas a otra empresa, si tan mal te tratamos? ¿Quizás porque no eres tan buena en tu trabajo?

—Dafne, ni se te ocurra. —Olivia apretó la mandíbula, interponiéndose entre su hermana y yo, pero esta vez no era una pelea entre hermanas, éramos Dafne y yo.

—¿Quieres empezar una guerra psicológica, Dafne? —Esquivé a Olivia y me acerqué a su gemela. Mi rostro quedó a escasos centímetros del suyo—. Porque te juro que te voy a consumir.

—No eres capaz —replicó, pegando su espalda contra la máquina expendedora de sándwiches—. Eres débil, por eso mi hermana te manipula. ¿Te lo ha contado todo?

—¿Sobre qué? ¿Sobre cómo tu padre la echó de casa? ¿O sobre como intentaste hacer que me alejase de ella? —Dafne desvió la mirada para evitar el contacto con mis ojos—. Mírame. —Busqué sus ojos una vez más.

—Nada de lo que digas me hace daño. Solo eres una idiota resentida —se defendió ella, cruzándose de brazos. Pero yo sí sabía cómo hundirla.

—Debe ser muy duro saber que nunca llegarás a ser como ella. —Dafne apretó de nuevo la mandíbula, aferrando sus uñas sobre la carne de su brazo—. Nunca llegarás a ser nada parecido a tu hermana a pesar de ser idénticas y eso debe doler, ¿verdad? —Me reí, observando su indiferencia con placer—. ¿Qué? ¿No dices nada? ¿Vas a llamar a papá?

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora