Capítulo 15

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Cuando llego a la estación, el silencio es casi sepulcral. No he pegado ojo en toda la noche pensando en la mujer que dormía al final del pasillo, y sé que ella tampoco ha dormido demasiado. La oía dar vueltas en la cama, levantarse al baño o resoplar intentando conciliar el sueño sin éxito. Creo que la idea de vivir juntas va a ser mi peor pesadilla, pero es la única manera de hacerle ver que yo no soy como el cabrón de su ex marido.

Me extraña que las luces estén apagadas, siempre hay alguien en la central cuando yo llego, y cuando acciono el interruptor todos mis compañeros me reciben con una pancarta y vítores de bienvenida.

—¡Seréis capullos! —digo con una sonrisa.

—Bienvenido de nuevo, Cabello, ya era hora de tenerte de vuelta —dice el capitán.

—Me moría de ganas por volver, jefe, estaba empezando a oxidarme.

—No te emociones, chica, que aún no vas a volver a la acción.

Permanecerás aquí, entrenándote de nuevo, hasta que yo crea conveniente que vuelvas a dirigir la unidad.

—Muy bien, señor. Mejor eso que aburrirme en casa.

—Tengo entendido que no tienes muchos motivos para aburrirte ahora que tienes novia —añade Nikky.

Sonrío ante el bufido de Collins, que sale de la habitación dando un portazo.

—¡Guau! A alguien no le hace mucha gracia que salgas con su hermana... —dice Michaels.

—Dos problemas tiene —sentencio—. Más vale que se haga a la idea.

Paso gran parte de la mañana entrenando con Dinah y Verónica, que no se tragan demasiado mi relación con Lauren.

—Me pregunto cómo has convencido a Lauren para que salga contigo cuando hace unos días no quería ni hablar de tener pareja... —dice Verónica.

—A vosotras no puedo mentiros, tías, pero jurad que no comentaréis nada. Collins no puede enterarse, di mi palabra.

—Me insultas, colega —protesta Dinah—. Vamos, ¿qué ocurre?

—Lauren se ha quedado sin ahorros y la han echado de su casa. No quería irse a vivir con su hermano porque es bastante gilipollas, como ya sabemos todos, así que le ofrecí que se viniera a vivir conmigo.

—Te va a explotar en la cara, tía —dice Verónica.

—¿Crees que no lo sé? ¿Pero qué querías que hiciera? La quiero, ¿sabes? Estoy enamorado de ella.

Un silencio sepulcral inunda el gimnasio. No me extraña, es la primera vez en mi vida que confieso estar colgada por alguna chica, y mis amigas deben estar flipando en colores.

—¿Y qué pasa con vuestro acuerdo? —pregunta Dinah.

—Sigue vigente. Pero no sé cómo hacerlo, no sé cómo separar una cosa de la otra. Anoche quería dormir conmigo y me negué.

—Tú eres gilipollas —ríe Dinah.

—No, tía, hizo lo correcto —me defiende Verónica—. Necesitas poner distancia entre vosotras, y ese ha sido un buen primer paso. Que vea que solo te acuestas con ella cuando quieres, que eres tú quien manda. Si nota que te tiene comiendo de su mano al final saldrás mal parada.

—Me sentí como una mierda cuando la vi llorando, tías, y de buena gana la habría arrastrado hacia mi cama, pero necesitaba poner distancia.

—¿Y qué vas a hacer con Collins? No parece muy contento con la situación.

Ardiente Pasión - Adaptación Camren G!PWhere stories live. Discover now