Capítulo 7

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No he podido pegar ojo en toda la noche pensando en lo que ocurrió cuando dejé a Lauren en su casa. Ya no merece la pena negarlo: esa mujer me gusta más de la cuenta, y necesito estar con ella. No sé cómo voy a salir del lío en el que me estoy metiendo, pero si algo es seguro es que saldré con ella a mi lado.

No puedo dejar de pensar en si se acordará de lo que pasó entre nosotras. Reconozco que me aproveché de la situación, que estaba borracha y vulnerable, pero fue ella quien se lanzó a mis brazos y me metió la lengua en la boca. Necesito verla y hablar de lo que ocurrió lo antes posible para quitarme este calentamiento de cabeza.

Me doy una ducha y voy al supermercado antes de llamar a su puerta, porque después de la borrachera del día anterior tendrá un dolor de cabeza impresionante, y añado a mi compra un bote de analgésicos para ella. Ya he recogido mi casa, he hecho la comida y hasta me he planchado las camisas, pero no me atrevo a ir a buscarla, no quiero enfrentarme a un rechazo.

Inspiro hondo y me dirijo hacia la puerta de casa, dispuesto a ser valiente y dar por fin el paso, pero ella se me adelanta. El timbre de la puerta hace temblar todo mi cuerpo, y al abrir veo a Lauren ataviada con ropa de deporte y una coleta alta. Dios... ¿Por qué cojones tiene que ser tan deseable?

—¿Qué tal has dormido? —digo para romper el hielo.

—Bien... supongo. ¡Dios, va a estallarme la cabeza!

—Sí, bebiste un poco anoche. Pasa, te daré un analgésico.

Ella me sigue obedientemente y se sienta en una de las sillas de la barra americana de mi cocina.

—Me ha dicho Mathew que me trajiste anoche a casa —añade ella—. Muchas gracias por todo.

Inspiro hondo ante el significado de sus palabras. ¿Qué se lo ha dicho Mathew? ¿Es que no se acuerda de nada? Una furia inexplicable sube por mis venas a toda velocidad. ¡Quiero que se acuerde, joder! Pero tampoco puedo forzarla a nada si quiero que olvide sus miedos y se quede conmigo. Coloco el bote de pastillas delante de ella y le acerco un vaso de agua.

—Voy a darme una ducha, cierra la puerta al salir.

—¿Qué ocurre, Camila? —pregunta ella agarrándome del brazo— ¿Hice anoche algo que te molestó?

—Déjalo, Lauren. En serio.

—¿Por qué estás enfadada? ¿Acaso también te abofeteé a ti?

Permanezco en silencio mirando al suelo.

—¡Háblame, Camila, maldita sea! 

—¿Quieres saber qué me pasa? Anoche, cuando te traje a casa, intenté ayudarte a ponerte el pijama para que te fueras a dormir y te lanzaste a mis brazos. Terminamos haciendo el amor, Lauren, y tú dices que no lo recuerdas.

—¡Maldita sea!

—¿Qué pasa? ¿Te arrepientes de haberte acostado conmigo y utilizas la excusa del alcohol? —¡Claro que no! Es verdad que no me acuerdo.

—Fue el polvo más alucinante que he echado en la vida, ¿y tú dices que no lo recuerdas?

—Lo siento...

—No me lo creo, Lau. No parecías a punto de entrar en coma cuando te lanzaste a mis brazos. No creo que lo hayas olvidado.

—¡Sí lo recuerdo, maldita sea! Pero eso no cambia nada. En cualquier caso, fue un error. No debió haber pasado. 

—¿Un error? ¿Por qué demonios fue un error? ¿Por qué estás con Collins? Eso tiene fácil solución, y lo sabes.

—Espera... ¿Crees que Mathew es mi novio? ¿Por eso le trataste tan duramente cuando entró a trabajar en tu estación?

Ardiente Pasión - Adaptación Camren G!PWhere stories live. Discover now