Capitulo tres.

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Draco Malfoy

Le estación continuaba siendo jodidamente intolerante. Esperar el tren seguía siendo una de las actividades que menos me gustaban. El agobiante aroma que desprendía el tren se impregnaba en mis fosas nasales, y temía que hiciera lo mismo en mi ropa. Con un el ceño fruncido, froté la tela de mi saco.

Mi madre miraba a todos lados, impaciente y chequeando su reloj a cada minuto. Mi padre no vino a despedirme debido a su presencia en Azkaban.

- ¿Ansiosa?

Mi madre me dedico una sonrisa mientras negaba con la cabeza. A continuación siguió chequeando su reloj color plata.

- ¿Qué es lo que tanto esperas? -pregunté-. Aún le faltan unos minutos al tren.

Ella me miró con culpa. Narcissa, siempre tan misteriosa. Nunca sabes que puedes encontrarte cuando se trata de ella, a pesar de ser mi madre, jamás la entendí del todo.

-Hay una cosa que no te he dicho, hijo.

-Soy todo oído.

Ella tomó una bocanada de aire, rendida.

-Alguien se quedara con nosotros este año, bueno en realidad contigo.

Pensé en mi primo Marco y quise tirarme a las vías del tren inmediatamente. A pesar de no ser mi "primo real", era algo parecido. Mi madre, quien tenía un numero de amigos bastante sorprendente suspiró rendida.

-La hija de mis viejos amigos vendrá en unos minutos-Soltó Narcissa.

Me imaginé una pequeña malcriada de once años detrás de mi durante todo mi último año de colegio. Sentí rabia. Acomodé mi cabello, molesto y con una mueca en mi labio superior. Se asomó una pequeña sonrisa al recordar que llevaba puesto en mi muñeca izquierda el reloj de mi padre.

-Genial ¿Tendré que cuidar una cría en mi último año?

No quise levantar el tono de mi voz, pero salió con tanta naturaleza que me sorprendió. Mi madre sonreía con pena.

-No hace falta que la cuides, Draco -limpió mi traje mientras miraba fijamente hacia atrás -. Es más, ahí llegaron.

No quería darme vuelta, odiaba todo tipo de niños. Tomé mi baúl y suspiré antes de mirar a la cara a la próxima persona que arruinaría mis últimos momentos en Hogwarts.

Lya Petit

Con mis manos temblorosas y mirando a mi alrededor, avance hacia la familia que se encargaría de mi. Me sentía una puta cría, pero eso no sería por mucho. La noche anterior me había propuesto a ser lo más adulta posible, no seria nada difícil. Ayudaría cuando lo necesiten, prestaría atención en las conversaciones entre mayores, comería utilizando los cubiertos adecuadamente y me mantendría espléndida las veinticuatro horas del día. Sencillo.

Mis pasos cada vez eran más rápidos, mi madre me acompañaba junto con mi padre. La mayoría de personas se volteaban al ver la cabellera de mi madre, la cual resaltaba sobre todas las personas presentes.

Hasta que llego el momento.

Volví a encontrarme con aquellos ojos perdidos, brillantes. Magnético, tanto que pensé en desmayarme allí mismo. El tenía una mirada que penetraba en mi tan fuerte como el sonido que provocaba el motor del tren.

todo lo que fuimos, 𝑑𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑚𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦 +18Onde histórias criam vida. Descubra agora