Capítulo 8: "No te muerdas el labio, Eider"

43.9K 2.1K 944
                                    

Cojo aire y con determinación me acerco hacia Bomer. Está de espaldas terminando de guardar en su maletín los libros y las redacciones. Echo un vistazo rápido a la puerta, solo hay dos opciones:

1) Despedirte de él y salir por esa puerta como las demás y quedar como una persona cuerda.

2) Acabar con esto y, quedar como una alumna obsesiva a la que podrían expulsar por acoso a su... hermoso profesor.

Ruedo los ojos ante la segunda opción y suspiro. Amber me daría ahora mismo un empujoncito y me haría chocar contra la musculada espalda del profesor. Jadeo imaginando esa espalda desnuda y mis dedos acariciándola, su piel erizándose bajo mi toque.

Abro mis labios para hablar pero bajo mi mirada a mi ropa. Muevo mi cabeza no muy segura, recordando la frase de Amber: "Aprovecha tus dotes". Espero que tenga que agradecértelo, Amb... susurro para mí mientras desabrocho los dos primeros botones de mi camisa, dejando ver un poco de piel. Acomodo bien mi sujetador para que mis pechos parezcan más realzados, y subo ligeramente la faldita de cuadros escoceses azules y verdes que usamos como uniforme. Alboroto un poco mi pelo y suelto despacio el aire de mis pulmones. Vale, ¿y ahora qué? Mis labios se mueven nerviosos sin saber las palabras que pronunciar, así que decido dejar caer mi carpeta al suelo.

- Oh... ¡seré patosa! -me agacho a recoger algunos folios que se han salido y maldigo para mí-

Esto no va a funcionar, estoy quedando ridícula...

- Deja que te ayude... -sonrío de lado al notar las suaves manos del profesor Bomer acariciar las mías, que torpean al coger el resto de folios cercanos a sus pies-

- Gracias profesor... -susurro nerviosa guardándolos en mi carpeta-

- Deberías tener más cuidado... -su mirada se clava en la mía, advirtiéndome divertida-

- S-sí... deb-ería... -tartamudeo viéndole levantarse, desde aquí abajo parece mucho más imponente y autoritario-

Su mirada se oscurece y sus labios se abren ligeramente.

- Levanta... -me tiende su mano y trago saliva, agarrándola temblorosa-

De un ligero tirón estoy de pie frente a él, que me hace chocar contra su cuerpo, pegado al mío, separados tan solo por unos escasos centímetros. Su agarre se afloja de mi muñeca, que descansa ahora en su pecho algo tenso. Me estremezco al sentir su respiración agitada y como su mirada se desvía cautelosa hacia mi escote. Su mano baja fugaz, apretando mi cadera haciéndome abrir más mis ojos. Parece que se me vaya a salir el corazón por la boca, la cual siento seca. Sin poder evitarlo mi vista se dirige a sus labios, que parecen ser suaves y carnosos, entre abiertos, podría jurar que percibo su aliento sobre los míos.

- ¿U-Ust-ed...da...da clases...particulares? -intento sonar tranquila pero creo que he quedado patética-

¿¡Clases particulares!? ¿No había otra pregunta más ridícula? -Me regaña mi subconsciente-

Le veo arquear una ceja pero sonríe, aflojando su agarre, separándome ligeramente de su cuerpo y suspiro algo aliviada.

- ¿Clases particulares? -sonríe arqueando una ceja-

Creo que mi pregunta le divierte.

- Aha... -asiento intentando parecer convincente con mi pregunta-

- No suelo darlas pero... podría hacer una excepción -ladea su cabeza y sonríe mostrándome sus perlados dientes-

Me sorprendo ante su respuesta pero sonrío.

- ¡Genial! Me encantaría aprender más sobre el Arte y...como usted es experto pensé que... -me corta con una sonrisa complice-

Creo que ha notado mi incómodo nerviosismo.

- ¿Cuándo querrías empezar? -da un paso hacia mí y vuelvo a tensarme-

- Lo...lo-o...an-tes posible... -él asiente ladeando su cabeza-

- ¿Esta tarde? -se gira sacando de su maletín una agenda de mano, con pastas imitando al cuero marrón-

Clickea varias veces su bolígrafo y garabatea unos círculos en una de las páginas para comprobar si tiene tinta. Arqueo una ceja, ¿de verdad pretende anotar lo de las clases particulares? ¿Se lo está tomando en serio? Le veo escribir algo y carraspeo.

- Me temo mucho, Señor Bomer, que esta tarde no podrá ser... -estiro mi cuello queriendo leer lo que ha anotado en su libreta-

- ¿A-ah no? -frunce el ceño abriendo mucho sus ojos-

Sonrío dentro de mí y niego frunciendo los labios.

- Tengo que asistir a las clases de preparto... -acaricio mi barriga mirándole a los ojos-

Sus zafiros se abren exagerados y su gesto palidece. Aprieto mis labios aguantando la risa, ahora la que se divierte viendo al "Don perfecto" Señor Bomer, aturdido y sin capacidad de respuesta, soy yo.

- Cr-eo...que -jadea- tengo...que irme -se gira sobre sus talones agarrando con manos sudorosas su maletín y dirigiéndose rápido hacia la puerta-

Y no puedo evitarlo, al verle dar un traspiés nervioso, rompo a reír en carcajadas. Su apresurada caminata cesa y se gira despacio, frunciendo el ceño.

- ¡Ay dios, que cara! -río a carcajadas abrazando mi barriga-

- No veo el qué te hace tanta gracia -su tono suena frustrado y molesto-

Y aunque debería sentirme culpable y dejar de reír, no lo consigo.

- Lo siento... -aprieto los labios pero vuelvo a reír bajando la cabeza-

Veo sus pies acercarse y alzo despacio mi cabeza. Su gesto de suaviza y se dibuja una sonrisa en sus labios.

- Es usted una listilla, señorita Henderson -sisea arqueando una ceja, con gesto divertido-

- Y usted un aburrido... -sonrío de lado mirándole a los ojos-

Mucho más relajada, ya no siento esa tensión palpable en el ambiente. Es como si hubiese roto un fino muro que no me dejaba verle con claridad. Creo que ambos estamos mucho más cómodos ahora.

- ¿Eso crees? -su mirada se oscurece de repente-

-Todos los profesores lo sois, ¿no? -arqueo mi ceja sonriendo- ¿Qué os divierte? ¿Hacer crucigramas durante el desayuno? -siempre consideré eso como aburrido-

Sonríe más y trago saliva, oh esa cara parece un desafío ¿¡Estoy desafiándole!?

-Creeme Eider...Te sorprendería ver cómo me divierto -enrolla en su dedo índice un mechón de mi pelo-

Y consigue que deje de sonreír, que mi cuerpo se sienta quemar. Contengo el aire abriendo mucho los ojos. Su sonrisa se acentúa, creo que se está vengando por lo de antes y, ahora es él el que se divierte. Su dedo suelta mi mechón que, gira en el aire en forma de tirabuzón, y lo baja por mi cuello. Aspiro por la sorpresa y suelta una risita sensual.

- Respira Eider... -acaricia mi mandíbula y suelto todo el aire-

Mira fijamente mis ojos y su dedo se posa bajo mi mentón, alzando mi cara. Jadeo y clavo mis dientes en mi labio, su mirada ahora parece azabache, sin una pizca de ese azul océano pacífico. Su pulgar obliga a que mis dientes suelten mi labio, y con este lo acaricia.

- Eider, Eider... -me reprende- Si vuelves a morderte el labio te haré el amor, aquí mismo... -abro mucho los ojos y gimo bajito-

El nuevo profesorDär berättelser lever. Upptäck nu