Capítulo 4: "Un encuentro inesperado"

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- ¿En serio vas a celebrarlo? -me cuestiona Amber con su mirada-

- ¡Por supuesto que sí Amb! -río y ella rueda los ojos-

- Eres cruel, ¿lo sabías? -ladea su cabeza mientras abre la puerta de su coche- La pobre señora Adams tiene problemas de salud y tú lo celebras... -abrocha su cinturón y se pone las gafas de sol-

- Oh vamos... estoy segura de que la señora "Monster" celebraría hasta en mi funeral... -ruedo los ojos provocando la carcajada de Amber-

- Exagerada... -arranca encendiendo la radio y deja salir su voz por las ventanillas del coche, acompañando a la canción que está sonando-


Todos los días frecuentamos: La "cafetería de Annie", es nuestra favorita del centro de la ciudad, además de ser la más cercana al instituto también es la que prepara los cafés, batidos y dulces más deliciosos de toda Connecticut.

- ¡Buenos días chicas! -nos saluda alegremente April, la hija de Annie, la dueña-

April es un chica alegre y cariñosa, siempre la he comparado con una flor de primavera, llamativa y muy bonita. Tiene unos grandes ojos verdes y oscuras pestañas que resaltan en su cara aniñada y de tez blanquita, pelo largo, liso y brillante del color del trigo, que cae sobre sus hombros como una cascada resplandeciente y tostada.

Amber y yo nos sentamos en nuestra ya mesa habitual, justo al lado de la gran cristalera por la que se aprecia toda la avenida Haversan. A pesar de ello es una zona tranquila, rodeada de parques y colegios.

- Aquí tenéis chicas -sonríe dulcemente April, dejando en la mesa el batido helado de fresa y la tarta de queso de Amber, y mi capuccino y tarta de manzana-

Al igual que la mesa, también solemos pedir siempre lo mismo.

- Gracias April -sonríe Amber relamiéndose los labios, sin quitar ojo de su tarta de queso y fresas-

April vuelve a la barra para seguir atendiendo a clientes mientras Amber y yo disfrutamos de nuestro almuerzo en silencio, creo que este es nuestro momento de gloria de cada día. Miro distraída el paisaje cuando de pronto Amb me devuelve al mundo con una risita malévola.

- ¿Qué pasa? -sonrío de lado observándola beber de su batido-

- Nada... -sonríe inocente-

- Oh sí, me conozco de sobra esa sonrisa señorita Davis... -frunzo mis ojos-

- Solo estaba recordando en como el señor Bomer te miró cuando te acercaste a su mesa -se encoge de hombros pero noto un tono de picardía en su voz-

- Aaaamb... -advierto y alza sus manos dando el último sorbo-

- Está bien, no diré nada más... -hace un gesto con sus dedos sobre sus labios, como si los abrochara con una cremallera y sonrío-

Reconozco que el profesor Bomer es el hombre más atractivo que he visto. No puedo evitar mirar como una tonta su sonrisa perfecta o sus ojos celestes, oh, eso sí que es hermosura... Pero seguramente sea un hombre casado...bueno, tal vez no, no llevaba anillo de compromiso...pero lo más seguro es que tenga novia, sí... eso será y, además, ¿porqué estoy pensando todo esto? ¡Por dios, es un profesor!...y no uno cualquiera, si no el sustituto de la peor profesora que he conocido en mi vida, a saber la de barbaridades que le habrá contado sobre mí...

- Tengo que irme ya -Amber alza la mirada de su iPhone 5 y me mira con una sonrisa de lado-

- ¿Tan pronto? -la miro con carita de perro abandonado y asiente levantándose y besando mi mejilla-

- Hablamos luego -asiento y sonrío viéndola salir a toda prisa, ¿dónde irá?

últimamente la veo mucho más animada, le dedica risitas tontas a la pantalla de su móvil y no deja de sonreír en ningún momento. Creo que hay un chico de por medio...Sonrío contenta, muchos chicos la han hecho daño pero verla feliz es lo quiero, así que, aceptaré a cualquier hombre que quiera hacerla sonreír cada día.

Sigo contemplando las vistas cuando mi vista se centra ahora en un bmw nacarado, muy elegante y, quien lo conduce lo hace con total soltura y un impresionante manejo. Estaciona justo enfrente del gran ventanal y los faros se apagan. Lo miro intrigada, ¿quién lo conducirá? ¿Una mujer?...no...es un coche demasiado grande, y muy buen manejo para ser de una mujer... Debe ser de un hombre al que le gusten los clásicos, la línea del bmw parece de uno antiguo, pero aún así le da un aspecto muy elegante, así que, el dueño debe serlo también...

La puerta del coche se abre y mi boca cae en picado cuando mis ojos analizan el movimiento de ese cuerpo que acaba de bajarse. Alto, fornido, brazos bronceados y definidos, vestimenta casual pero sin descuidar ni un detalle, pantalones de lino color crema, camisa de cuadros verdosos y crudo, una rebeca verde botella, y una chaqueta color café bajo el brazo, incluyendo un sombrero, el cual parece ser un Fedora, y que se lo coloca con un movimiento magistral ¡wow! Este tío es una caja de sorpresas.

Se mueve con soltura mirando su móvil, hay pura elegancia y sensualidad en cada uno de sus movimientos. Sonríe al cruzarse con una viejecita y aprieto mis piernas. Mmm, esa maldita sonrisa. ¿A toda mujer le causará lo mismos efectos que a mí?

Para cuando quiero darme cuenta el señor Bomer se encuentra dentro de la cafetería, a tan solo unos pasos de mí, jadeo. ¿Qué hace él aquí?


El nuevo profesorWhere stories live. Discover now