꒰@CYBERWAVE꒱♡ 90s | Genya Shinazugawa

𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦.

Se alistó y se miró al rededor de unas mil veces frente al espejo, hoy tenía que verse bien. Práctico su respiración buscando rebajar su nerviosismo.

Cuando por fin estuvo listo salió de su cuarto y bajo hasta la sala para salir.

Todo iba perfecto, abrió la puerta y cuando estaba por irse fue detenido abruptamente.

—¡De ninguna forma! —Exclamó el hermano mayor saliendo rápidamente de la sala de estar.

—Ah, ¿Hermano? —Preguntó extrañado.

—¡A tu cuarto! —Ordenó y lo tomo del cuello de la camisa como si fuera un niño o más bien un muñeco para llevarlo adentro nuevamente.

—P-pero... —No tuvo manera de objetar cuando ya estaba siendo empujado por las escaleras hacia arriba.

—¡Ya has salido bastante! Hoy es día de estudio. —Sentenció Sanemi dirigiendolo hasta su habitación. Una vez allí hablo otra vez. —Estare abajo, más te vale aprovechar el tiempo y adelantarte con tus tareas. —Le señaló con el dedo de forma autoritaria para seguidamente cerrar la puerta del dormitorio.

Todo fue tan rápido que no entendió que pasó, ¿Estaba castigado?

¿Cómo habían llegado a esta situación?

El tiempo se va volando y de esta forma todo un mes había pasado. Uno lleno de felicidad, pasando el tiempo junto a su novia.

Cuando estás enamorado te vuelves algo idiota y Genya había olvidado por completo que pronto se acercaba el periodo de exámenes y proyectos pero, para su mala o buena suerte quién no lo olvidó fue Sanemi.

No dió dos pasos afuera cuando su hermano ya lo había jalado adentro y ahora estaba atrapado teniendo como única opción estudiar.

No es que le molestara eso, el problema era...

Hoy era el día en que cumplía su primer mes de noviazgo con T/n.

Empezó a dar vueltas por todo el cuarto tomándose de la cabeza, ¿Cómo le explicaba que hoy no podría verla?

"Hola, mi hermano con arranques maniáticos me encerró en casa para obligarme a estudiar, te veo otro día."

¡No!

¿Que clase de psicópata tendría el corazón de decirle algo así a su novia? Pues él no.

Necesitaba de medidas drásticas, necesitaba la ayuda de alguien que le ayudará a resolver esto.

Miró el número del teléfono seguido del nombre...

Tomó aire y marcó.

—¡GenGen! —Saludó contento Muichiro al otro lado de la línea.

—Hola... —Contestó, le era imposible ocultar su preocupación.

—Anda... ¿Y esa voz de demacrado? ¿A quien mataron?

—Algo anda mal. —Soltó sin rodeos— Necesito que me ayudes a buscarle solución.

—¿Que pasa? ¿Es lo tu intolerancia a la lactosa otra vez? Ya te dije, solo tolerala y ya, dah. No es tan difícil.

—¡Eso no es! —Contestó molesto y avergonzado— ¡Te hablo en serio, deja de verme la cara de estúpido! ¡Ayúdame!

—Que bueno que sabes reconocer quién es la única persona capaz de solucionarte la vida. —Comentó burlesco. Ya había iniciado bien el día, burlándose de GenGen y con este arrastrándose a sus pies suplicando su ayuda y sabiduría— Cuéntame qué te atormenta.