¿Que harías si te dijeran que puedes encontrar al amor de tu vida gracias a un correo?
El hilo rojo es lo que conecta a las almas destinadas, un hilo completamente invisible que se puede enredar y estirar más nunca romper. Pero... En los años 90s to...
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—Este lugar... —Murmuró la rubia observando con detenimiento alrededor— ¿Cómo puedes vivir así?
—Es esto o vivir en una tumba, en el descanso eterno —Respondió la ojimiel con simpleza en un tono despreocupado como siempre.
—El olor a humedad es inaguantable... ¿Ni siquiera te dignaste a comprar una bombilla decente? —Señaló la bombilla que colgaba del techo. Iba a tocar un frasco que contenía algunas piezas de computadoras cuando repentinamente una rata la sorprendió— ¡ASCO! —Gritó al momento en que el animal saltó hacía ella y para su suerte cayó en el piso— ¡¿Es enserio?! ¡¿Siquiera podrías mantener a las pestes fuera?! ¡Se supone que aquí vives!
—Le puse Lucrecio jaja. —Soltó.
—No llevó aquí ni quince minutos y bastó para darme cuenta de que eres peor que un animal ¿Que clase de humano normal vive así?
—Sophie, ya cállate. No te invité aquí para que vengas a criticar como vivo, no es asunto tuyo.
—Ah... — detuvo su paso y empezó a soltar una risa sarcástica— Entonces si es algo que no me incumbe ¿Para que me llamaste?
—Pues que yo sepa, estudiaste informática, no decoración de interiores. —Comentó con burla.
—Jerian... Ya no estoy de humor, ¿Que significa todo esto?
La peliblanca de coletas que ahora solo tenia las puntas y la raíz de su cabello de lo que había sido su color natural sonrió para si misma, volteo a ver a su amiga e hizo un puchero.
