haptic memory - matt murdock

07.en la tormenta.

    Pero un pequeño sonido agudo llamó su atención antes de decidirse a volver a su departamento. Murdock afinó su oído y prestó atención al pequeño y casi perdido llamado que provenía desde un callejón cercano, y su corazón dio un salto ante el descubrimiento.

    Levantó la gran tapa del tacho de basura y revolvió un poco. Cuando dio con una de las bolsas oscuras que se movía con lentitud, la abrió de un sólo tirón. El pequeño gato soltó un fuerte maullido de alegría y se acomodó rápidamente entre los brazos de Matt. Ronroneaba, y se refregaba contra su traje rojo incluso a pesar de la dureza del material. Pero el abogado sonrió sin poder evitarlo. 

    Tras darle un pequeño tazón con leche y escuchar con atención cada pequeño sonido agradable que hacía aquel gato en el interior de su hogar, Matt se quitó el casco del traje. Sabía que no podía cuidarlo: su trabajo como abogado y vigilante ocupaban gran parte de su vida, y no podía permitir que el animal pasara la mayoría de su tiempo en soledad. Era una tarea difícil, y Matt ya tenía demasiadas complicaciones en su día a día. Sin embargo, una pequeña luz se iluminó en su mente. 

    —Jo, ¿cómo estás? —preguntó con una sonrisa en sus labios cuando la castaña atendió. 

    —¿Sabes qué hora es? —murmuró ella adormilada desde el otro lado de la línea. Probablemente aún seguía en su cama... aquella misma que habían compartido días atrás... —. ¿Ha ocurrido algo?

    —Lo siento, tenía que llamarte a ti, porque no tengo el número de Declan —mintió, pero Jo no tenía forma alguna de saber que él había adquirido el número del novio de Felicite durante el cumpleaños de la rubia—. He encontrado un gato, alguien decidió lanzarlo a la basura. Quería que él lo revisara, ya que no tengo forma de ver su estado y saber si está bien. 

    —Oh, Matt. Eso es terrible —su tono de voz cambió. Estaba realmente preocupada—. Declan aún no abre la veterinaria, pero lo llamaré para pedirle una excepción, ¿si?

    —Si, sería genial.

    —¿Tienes su dirección?

    —No —volvió a mentir. Sabía exactamente donde quedaba, Declan mismo se lo había dicho—.  ¿Podrías indicarme la dirección? No estoy seguro de cómo llegar, supongo que un taxi podría dejarme justo allí ... 

    —Iré a buscarte, Matt —comentó ella, claramente moviéndose por su propio departamento—. Dime tu dirección, los llevaré a ver a Declan. 

    —Claro —sonrió con cierto orgullo, sabiendo que su pequeña idea había resultado mejor de lo esperado. 

—Es muy pequeña —la mujer soltó con voz aguda. Se encontraba sentada al lado del felino, escuchándolo maullar mientras comía lentamente lo que ella había preparado—. Estoy segura que no debe tener más de unos pocos meses.

    —¿Se ve bien? ¿Tiene alguna herida visible? —preguntó él desde su habitación. Josephine ya lo había visto completamente desnudo la otra noche, por lo que para él no era ningún problema colocarse una camisa blanca y la corbata delante de ella. Sin embargo, la castaña había decidido darle la espalda conscientemente, y se distraía con el pequeño gato mientras esperaba por él—. ¿Se la ve mal?

    —No, sólo hambrienta —rió ella con suavidad, repartiendo una pequeña caricia por la cabeza del animal—. Parece estar en buen estado, pero Declan podrá confirmarlo. ¿Dónde la encontraste?