Tras el chasquido de Thanos, Matt Murdock desapareció junto a la mitad del universo. Sin embargo, la valentía de los héroes más poderosos del planeta logra traerlo de vuelta. Pero al regresar cinco años después, el Diablo de Hell's Kitchen deberá ha...
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03.el primer paso.
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Antes del chasquido:
La risa estridente de un borracho abogado colmó el salón de Josie’s. Matthew se movió para tomar la silla del rubio con cierta fuerza, ya que su figura amenazaba con lanzarse hacia atrás ante la explosión de su carcajada, y sabía que podía perder el equilibrio prontamente. Sin embargo, en ningún momento perdió su sonrisa, ya que le agradaba poder hacer reír a Foggy tan fácilmente. Más aún, cuando él bebía bastante de más.
Cuando por fin comenzó a calmarse, Karen regresó con tres cerezas más, ya abiertas, y transpirando en el exterior a causa de su helada temperatura.
—¿De qué me perdí? —preguntó mirando al rubio con curiosidad. Su expresión sonrojada y su imposibilidad de responder le daban a entender a Page que Murdock debía haber dicho algo demasiado gracioso.
—Matt es un idiota, eso es lo que pasa —Foggy, enérgico y aparentemente extasiado en el momento, comentó moviendo sus manos con cierta fuerza, de tal forma que Matt pensó que lo golpearía por error, pero no ocurrió—. ¿Te ha alcanzado?
—Si. Tus últimos dólares nos han salvado la noche —señaló las botellas sobre la mesa, y las acomodó para que cada uno pudiera tomar la suya. Incluso, se tomó el tiempo de agarrar la mano de Matt para guiarlo hacia la botella que le pertenecía. Tras permitirle sentir donde se encontraba, se acomodó con tranquilidad en su asiento—. Recuérdame mañana de devolverte lo que te corresponde —y aquello provocó que Foggy se ahogara con su bebida.
—¿Crees que mañana recordaré algo de todo esto? —soltó intentando no reír demasiado—. Te ganaste veinte dólares, Karen. Sé feliz con ello.
—Si, pero los he usado para estas cervezas —señaló frente a ella.
—Entonces, te has perdido veinte dólares, Karen —habló intentando contener otra carcajada.
Un poco perdido entre el alcohol, el denso ambiente en el interior que lo hacía mantener una temperatura un poco más alta de lo normal, y la agradable compañía de sus amigos, casi no se había percatado de la persona que había ingresado varios minutos atrás, y que lo observaba con disimulo desde varias mesas más lejanas