-Dios- dije entrando al apartamento- Sigue igual- tapé mi rostro.
-No llores mamá-
-Mi corazón- los dos me abrazaron- no quise cambiar nada.
-Mira Toño- lo alcé- allá tú papá escribió Mi vida entera- corrí con él hacía la isla de la cocina- me acuerdo que inició a tararear el ritmo y luego a cantar el coro.
-Y si bailamos, tan sólo bailamos, y si tus pies nuestra historia escribieran- cantó toño- como si fuera este el final del cuento y nadie más en el mundo existiera- Villa empezó a llorar.- ¿Papá?
-Cantas precioso- se fue a abrazarlo- tengo tantas cosas por aprender de ti.
-Van a tener tiempo- les sonreí- los dejo. Tengo que dormir.
-¿Todo bien?-
-Un poco de dolor de cabeza. Nada del otro mundo- le guiñé el ojo a Villa- voy a descansar.
-Te amamos- me gritó Villa.
Estaba asustada. Diego no se quedaría quieto y hasta que yo no tuviera una razón de su paradero, no podría disfrutar lo que recuperé.
Al entrar al cuarto, una nostalgia me inundó y lloré. Tantas cosas que se hicieron en esa cama, tantas cosas que se hablaron en esa cama.
Me acosté y abracé las sábanas y las almohadas. Luego, mi mirada se fue al cuarto de vestir. Mi closet con mi ropa estaba intacto.
Me levanté a ver.Mi vestido de grado. Mi vestido de mi primera Gala. Mi falda de ejecutiva. El que iba a ser mi vestido de novia. Tantos recuerdos, tantos momentos.
-¿Qué haces?- Villa se recostó sobre el marco de la puerta.
-Tanta ropa- le sonreí- debiste regalarla.
-Tenias que tener tu ropa para cuando volvieras- reí.
-Tengo miedo mi alma- él me abrazó- ¿Qué tal Diego aparece?
-Esta vez no voy a permitir que te haga algo. Ni a ti, ni a nuestro niño-
-Prometeme que sí me pasa algo, lo vas a cuidar-
-No digas eso mi corazón. No quiero perderte dos veces-
-Prometelo, Villamil-
-Te lo prometo- besó mi cabeza- pero vamos a eliminar ese pensamiento feo. Nada va a pasar.
-¿El niño?-
-Está dormido- me separé de él.
-Estoy incómoda- levanté mi vestido y me lo quité.
-Mar- él rió nervioso- Ese también debe ser incómodo- señaló mi brassier.
-¿Me ayudas?- él asintió.
Se acercó y con una mano lo soltó. Mi brassier cayó al suelo.
-Venga pa' acá- me lancé sobre sus brazos.
Empecé a subir y a bajar. El roce en mi clítoris me hacía gemir sobre sus labios. Él agarraba mis nalgas con deseo.
Su lengua jugaba con la mía y yo con mis manos acariciaba la parte de atrás de su cabeza.
De espalda, nos fuimos hacía la cama. Nuestra cama.-La puerta- dije en medio del beso.
-Qué importa-
-Ya tenemos un niño-
-Es cierto-
Se levantó y cerró la puerta.
-Baileme- él rió.
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Acuérdate de mí
Fanfiction-¿Cómo me encontrarías?- -Es fácil amor- reí - Primero, tus ojos son especiales, tus labios no tienen comparación, tus cabello es único. -¿Qué más?- crucé mis piernas. -La forma en que besas y no hablemos de esas cosas que haces cuando hacemos el...