CAPITULO 18

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-Mar ¡Está precioso!, Te amo-

-Ay hola- reí nerviosa- si, ahora no puedo hablar.

-¿Quién es?- preguntó Diego.

-Un cliente- me quitó el celular.

-Soy el representante de Mar. Colgaron-

-Seguro por lo que dije que no podía hablar-

-Mar- me vió amenazante.

-Te juro-

-Sigan por favor-

Entramos al restaurante donde sería la cena de negocios de Diego.

-Mar Estupiñán- sonreí fingidamente- Diego- se dieron la mano- yo pensé que habían terminado.

-¿Por qué pensaste eso, Mario?- nos sentamos.

-No los veía hace mucho tiempo juntos- levantó sus hombros.

-Ya sabes, Diego tiene muchos viajes de trabajo y yo tengo que estar acá para acabar la próxima exposición- levanté mis hombros.

Empezaron a hablar de negocios, cosas que yo no entendía y diego nunca me explicaba.
Esa era otra cosa que amaba de Villamil. Él, por más estúpida que fuera la pregunta, siempre me explicaba. Qué cómo funcionan los acordes, qué la diferencia entre las marcas de las guitarras, qué porque las vacas hacen mu.

-Voy al baño- diego se levantó. Habíamos acabado de comer.

-Te vi en México- arrugué mi ceño por el comentario de Mario- En el museo del terror. Ibas con el cantante.

-Ibamos en plan de amigos- él rió- me los encontré de casualidad.

-Pero se daban besos-

-Por favor no le digas a Diego- le supliqué- por favor.

-Tranquila- me sonrió amablemente- sólo si me haces un favor- asentí- dile que acepte mi trato.

-Es chantaje- él rió.

-Un intercambio diría yo-

-Está bien- suspiré fuerte. Diego llegó.

-¿Entonces, doctor?-

-No sé-

-Amor, él trato es buenísimo- Diego giró a verme- en Europa el crecimiento de la industria cafetera incrementó. Sería muy buena inversión abrir la sede en Toledo.

Diego agarró de nuevo las cifras y las empezó a leer.

-Ademas es un aire nuevo-

-Tienes razón- me sonrió- Acepto- Mario sonrió. Apretaron sus manos.

-Yo debo irme- les interrumpí- tengo que ir a la galería.

-Un placer Mar- Mario apretó mi mano- tu secreto está a salvo conmigo- me susurró. Le sonreí.

-Deja te llevo- dijo Diego.

-No pasa nada. Voy sola- le dí un beso y me fuí.

Subí a un taxi y le llamé.

-La re cagué - me dijo al contestar.

-No le dió importancia- reí.

-Perdón mi mar-

-No pasa nada mi Juanito- él rió- debemos inventar algún idioma clave o algo.

-Uy, lo tengo. Hablemos al revés-

-¿Cómo?-

-Si dices Hola lo giras y queda aloh- reí- ¿Díficil?

-Sólo nos acostumbramos y queda-

Acuérdate de mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora