—Y yo te amo a ti, Jane.

La chica volvió a acostarse sobre el pecho de su esposo y cerró los ojos.

—¿Podemos ir mañana?

Regulus rió. Jane no tenía absolutamente nada de paciencia, pero así la amaba.

—Claro, cariño.

A la mañana siguiente Jane se encargaba de vestir a su hija mientras Regulus preparaba el desayuno. Jane se sentía muy nerviosa e impaciente pero ya había esperado casi dos años y un minuto más no sería la gran cosa.

Cargó a la niña en sus brazos y se dirigió al comedor, donde vio a Regulus muy concentrado en su tarea. Probablemente ya se había acostumbrado a todo aquello pues él era el encargado del mantenimiento del hogar mientras que Jane era la encargada de trabajar para mantener el hogar.

No es que no tuvieran más que suficiente entre la bóveda de los dos para toda una vida, pero el dinero se acaba tarde o temprano y debían aprender a ganar sus propios ingresos. Aunque en varias ocasiones había pensado seriamente quedarse en casa junto a su esposo e hija.

Elina gritó para llamar la atención de su padre, Regulus dio media vuelta para mirarla con una gran sonrisa y cuando la niña estiró sus brazos en su dirección, se apresuró a cargarla.

Jane pensó qué tal vez la preferencia que Elina tenía por Regulus, era porque ese par pasaba todo el día juntos.

Fue un desayuno tranquilo con Elina tratando de llamar la atención de su padre a cada instante y normalmente Jane estaría haciendo todo lo posible por llamar la atención de su hija pero ahora sólo pensaba en el pequeño Harry.

Ahora mismo debería tener tres años más o menos.

Fue casi al medio día cuando la pequeña familia de tres salió de la casa. Regulus normalmente no salía más allá de unos cuantos metros pero esta vez quería darle todo su apoyo a Jane, además, luego de que ella le dijo que la familia que tenía a Harry eran poco agradables, no quería que hicieran pasar un mal rato a su esposa.

Jane dejó salir un fuerte suspiro. Estaba en la dirección que Dumbledore le había dado años atrás pero aún estaba muy asustada. Regulus cargaba a Elina mientras miraba a Jane con una mirada que le indicaba que todo estaría bien.

Conocía a Harry solo por fotos que James le había mandado pero nunca lo conoció en persona. Pero ahora que toda su vida había tomado estabilidad estaba completamente segura que podría hacerse cargo de Harry, sólo esperaba que no fuera muy tarde.

Sacudió su saco un poco y finalmente caminó a paso rápido. Nunca había estado en una casa muggle de verdad. Miró hacia atrás donde Regulus asintió con una sonrisa para darle ánimos.

Llamó un par de veces y esperó con paciencia. Fue un hombre grande y redondo el que abrió la puerta. Ni si quiera se le veía el cuello a ese señor, además, un feo bigote le estaba creciendo.

—Si vendes algo, no me interesa —habló de mala gana y fastidiado.

Jane se sintió nerviosa e intimidada.

—No, yo no vendo nada.

El hombre frunció el ceño.

—¿Qué quieres entonces?

—Me llamo Jane —extendió la mano, el hombre la miró rápidamente pero no la tomó.

—¿Y?

Apartó la mano, el estómago le comenzó a doler y se sintió muy incómoda. Regulus miraba desde su lugar con el ceño fruncido.

Tightrope ⇝ Regulus Black ✔Where stories live. Discover now