Tightrope ⇝ Regulus Black ✔

tres

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Cuando Jane salió de su última clase, estaba más que agotada y eso que era recién el primer día. Por poco olvida que tenía que ir a la biblioteca para encontrarse con Regulus Black.

En años anteriores, había compartido algunas clases con él pero jamás habían tenido contacto alguno. Ninguna mirada, ninguna palabra, era como si simplemente fingieran no existir.

Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con James y Sirius, ambos parecían más contentos de lo habitual por lo que rápidamente supuso que habían hecho algo y se habían salido con la suya. 

—¿Qué tal tu primer día? —preguntó James mientras la tomaba de los hombros con suavidad.

—Bastante bien, la verdad. 

—Me alegro —le sacudió el cabello y la chica rápidamente se alejó con diversión.

—James, sabes que detesto que hagas eso— acomodó su cabello y lo comenzó a peinar con los dedos.

—Lo sé, por eso lo hago —rió y volvió a sacudirle el cabello, ahora con mayor fuerza.

La chica comenzó a reír mientras intentaba escapar de él y pronto terminó detrás de Sirius, a quien usó como escudo. 

—Vamos, James. Deja de molestar a mi chica. 

Jane se quedó pasmada, ¿había escuchado bien? ¿Sirius había dicho, "mi chica"? Incluso James pareció sorprendido ante aquellas palabras y miró fijamente a su amigo con una ligera confusión.

—Sirius, en serio me estás asustando —confesó la chica separándose un poco de él— nunca hemos hablado más de dos minutos y ahora parece que hemos sido los mejores amigos por años. 

El nombrado dejó salir una pequeña risa. Miró con gran atención el rostro de confusión de su contraria y ciertamente, le pareció más que adorable. Se encogió de hombros sin dejar de sonreír. 

—Descubrí que me gustas, pequeña Potter— confesó de lo más natural del mundo. Casi como si estuvieran comentando sobre el clima.

¿Qué estaba pasando? Miró con sorpresa a Sirius mientras James casi se ahoga con su propia saliva. Aquella confesión la habían dejado (por primera vez) sin palabras. 

Comenzó a reír nerviosa. 

—Que buena broma, Sirius. Casi me la creo —habló rápido— pero mira la hora, aún tengo cosas que hacer.

Salió corriendo antes de que el hombre pudiera decir alguna otra palabra. Apenas llegó a la biblioteca y liberó el aire que había aguantado. Eso realmente la había asustado mucho.

Las manos le temblaban y el estómago le dolía. Una broma, eso era. Sirius nunca habla en serio. 

Caminó entre las mesas y dejó su mochila sobre una libre, enseguida fue a reunir algunos libros y comenzó a escribir en un pergamino sin estar realmente segura de lo que hacía. Su cabeza le estaba dando vueltas y ni siquiera notó cuando Regulus llegó. 

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Regulus Black no entendía cómo Jane Potter podía hablar tanto. La había observado durante algún tiempo en años anteriores y le sorprendía que aquella chica pudiera decir tantas palabras seguidas. 

No le molestaba, en realidad, le causaba curiosidad. Y aquella mañana no había querido ser grosero con ella, al menos no tanto pero definitivamente había comenzado muy mal su día. 

Primero, se había quedado dormido y no había desayunado. Segundo, no encontraba su varita por ningún lado y eso le frustró bastante. Y en tercero, mientras corría hacia su primera clase, había tropezado a mitad del pasillo. 

Descubrió con rapidez que había sido obra de James y Sirius, también descubrió que él no había sido la primera ni última víctima. 

Por ello, cuando entró al aula de pociones, estaba más que irritado y molesto. Cuando tomó asiento junto a Jane Potter, la chica le dedicó una gran sonrisa mientras lo saludaba. Pero él no hizo más que ignorarla por completo, no entendía cómo una persona podía irradiar tanta felicidad.

Sí, fue muy grosero con ella durante toda la clase, pero no había sido a propósito… al menos no del todo. 

Después de la comida, se sintió menos irritado. Decidió que trataría de arreglar las cosas con la chica Potter, no quería que lo recordara como el chico grosero.

Por ello, cuando ingresó a la biblioteca, trató de poner su mejor cara y buscó a la chica. Cuando sus ojos dieron con la pequeña figura de la morena, se acercó a ella y para su sorpresa, Jane parecía… ¿asustada? 

La chica miraba el libro frente a ella fijamente, aunque no parecía que lo estuviera leyendo. Frunció el ceño y se sentó a su lado, ni siquiera eso la hizo reaccionar. 

Extendió su mano un poco para tocar su brazo, al parecer, eso había funcionado. 

Jane regresó de su extraño trance, aunque un poco exaltada y miró al ojigris con una cálida sonrisa. Incluso después de que fue tan grosero con ella, le sonreía de esa manera. 

Se sintió muy culpable.

—¿Estas bien?— se animó a preguntar, aunque al instante se sintió incómodo. Regulus era más del tipo de pocas palabras, disfrutaba muchísimo el silencio y la soledad, a diferencia de Jane, que parecía encantada de hablar y estar rodeada de gente.

Jane miró con atención al recién llegado, realmente se parecía mucho a Sirius. Despejó esos pensamientos tan rápido como llegaron. 

—Sí —era terrible mintiendo. 

Regulus no quiso indagar más, en realidad, no le interesaba realmente. Sólo quería, no parecer tan idiota. 

—Bueno, entonces hagamos esto. 

—Por supuesto. Ya he reunido algunos libros y tengo algunas anotaciones que me parecieron importantes —extendió el pergamino— puedes leerlo, si quieres. 

Black miró a la chica y luego aquel pergamino. Al menos no sería una larga y tediosa tarde como había imaginado.

Además, no podía negar que Jane era bastante bonita.