Se sentó en una banca frente a algunos juegos para niños, miró hacia el cielo rememorando los días felices que vivió a su lado, sonrió al recordar la primera vez que fueron al supermercado a comprar su primer despensa oficial como pareja, no sabían que escoger, que es lo que una pareja tenía en casa, ambos no hacía eso cuando vivían con sus padres; terminaron comprando sopas instantáneas y cereal, riendo al darse cuenta que les faltaba shampoo, verduras, la misma leche para el cereal, etc.

O la vez que ambos olvidaron sus llaves, él tuvo que brincarse por la ventana del departamento del vecino, cada uno de esos momentos fueron mágicos, los disfrutó y en cada uno se enamoraba y amaba más a su ex.

Cerró con fuerza los puños, tanto que lastimaban, pero es que él no tenía al culpa de que le hubieran roto el corazón a ..., él no tenía por qué pagar por lo lastimado que estaba ..., él no tenía por qué estar roto como lo estaba en ese momento, rascó con desesperación su brazo, ardía. Desde que él lo dejó su estrés y ansiedad se reflejó en el salpullido de su brazo izquierdo, hasta ese día lo había ocultado bien, pero no podía ni soportar el roce con la ropa. Dio un último vistazo al cielo, esa noche era perfecta, podía ver ese azul obscuro sin opacarse con ninguna nube, las estrellas era preciosas, él debió ver ese hermoso escenario, juntos, eso hubiera sido maravilloso. Caminó de regreso a su apartamento sin ganas de hacerlo, pero por esa noche un baño ayudaría.

Realmente no lo tenía planeado, era algo que pensó cada noche, pero no tenía idea que lo haría ese día. Se metió a la tina, sintiendo su cuerpo mojarse poco a poco con el agua caliente, al acomodarse cerró los ojos disfrutando unos momentos del silencio que reinaba en aquel lugar, era reconfortante, repitió una y otra vez el nombre de su ex, repitió cuanto lo amaba. El aire comenzaba a sentirse pesado, le asfixiaba la soledad que comenzó a sentirse en ese instante, no podía soportarlo, abrió los ojos moviendo las manos con desesperación, tenía taquicardia y eso lo espantó más, se sentó en la bañera tomando varias bocanadas de aire, regulando los latidos de su corazón, tranquilizándose poco a poco, estaba decidido, lo único que lamentaba era no haberle dicho adiós a sus amigos, no haberse despedido de sus padres, sufrirían demasiado, pero se tenían el uno al otro, así que lo superarían, sus amigos podrían seguir con su vida.

Tomó la navaja de afeitar he hizo dos defectuosos cortes en cada una de sus muñecas, sonrió con pena y sarcasmo, quedarían unas cicatrices horribles. Dolía, ardía, el calor del agua ayudaría a que fuera más rápido.

- Mamá perdóname, no soy tan fuerte como crees, soy un cobarde que no supo vivir sin el amor de su vida, perdóname mami por no tener el valor de enfrentar mi realidad, aceptar que él nunca me amo y solo  jugó conmigo, por no darme cuenta que él buscaba quien pagara por el daño que a él le hicieron, por romperle el corazón como a él se lo rompieron – comenzó a llorar mientras pedía perdón en voz alta, su cuerpo comenzó a sentirse frío y dolía, de reojo vio su sangre manchar el piso – mamita lo siento, mamita ayúdame por favor no puedo más con todo este dolor – sollozó, estaba perdiendo la conciencia ya no podía sentir, se dejó caer por completo en la bañera, terminando de morir sin sentir más dolor. Ahora él podría descansar, aliviando todo ese dolor que en vida estaba soportando.




- ¡Naruto! – Itachi gritó espantado, el rubio comenzó a llorar dormido y pedía perdón, no podía entender a quién, pero sabía que todo era su culpa – Naruto – lo movió de nuevo logrando despertarlo – está bien, tranquilo – lo abrazó al ver su expresión, sus ojos llorosos.

- Perdón, yo tuve una pesadilla –

- Estoy aquí, no tienes por qué estar asustado –

- Yo... yo soñé con ese día, fui tan cobarde – los sollozos se hicieron más fuertes, desde que llegó al purgatoria había contenido su llanto de ese modo, ya no podía con la culpa – no me despedí de mis padres, no les dije cuanto los amaba, mis amigos, los que siempre estuvieron a mi lado, a pesar de que él me prohibió verlos por mucho tiempo, ellos comprendieron mi situación y después de la ruptura me siguieron apoyando, fui tan cobarde – con su puño derecho golpeó la cama con todas sus fuerzas, gritando con enojo, llorando sin parar. Itachi no tenía palabras para consolarlo ¿qué podía decir? Si él fue el causante de todo, si él fue el culpable de dejar al rubio en ese estado, si él fue el maldito que le rompió el corazón.

Don't cryWhere stories live. Discover now