CHAPTER 4

374 31 13
                                    



- ¿Te encuentras bien Itachi? – la pelirrosa se preocupó por el azabache, él siempre había sido atento con ella, era la persona más noble que había conocido.

- Lo siento, disculpa – le dijo al rubio – te confundí ¿qué tomarán? –

Ambos pidieron un pequeño sándwich y malteada – Ven Itachi siéntate con nosotros, quiero presentarte – la chica llamó al pelinegro, quería que conociera al recién llegado, por alguna extraña razón sentía la necesidad de presentarlos.

- Deja termino mi turno y vengo un rato - no se podía negar a la petición de la de ojos color esmeralda, a ella nunca le negaría nada.

Después de estar atendiendo a las personas, el pelinegro se sentó junto a ambos, quedando de frente al de ojos color azul. Sakura los presentó, por lo que pudo notar Itachi, Naruto no lo recordaba, ni siquiera podía reconocer su rostro, eso le dolió demasiado, pero si lo pensaba mejor, era justo, morir y no recordar al maldito bastardo que te hizo sufrir y que te orillo a suicidarte gracias a la tristeza profunda que dejó en tu lastimado y roto corazón.

- Sakura ¿por qué estás aquí? – preguntó con algo de duda el rubio, no tenía derecho a cuestionar de esa manera a su primer amiga, pero quería saber por qué siempre había tristeza en sus ojos, aunque ella sonreía y era amable con todos, había tristeza en su mirada, en esos ojos que parecían dos esmeraldas. – Lo siento, no debí preguntar –

- No te preocupes Naruto, no es algo que se pueda ocultar, aquí todos tenemos pecados que expiar, culpas que nos carcomen el alma y no nos dejan descansar, culpas que hicimos en vida, pero nos persiguen incluso en este lugar – tenía miedo de contar su historia, de ser juzgada por ellos dos – Yo... - su garganta quiso cerrarse de solo recordar lo que había hecho, carraspeó un poco para aclararla – Yo vivía casada con un hombre rico, él era un abogado muy reconocido en ese entonces, estuvimos mucho tiempo intentando tener un hijo, por alguna razón no podía quedar embarazada, hasta ese entonces no teníamos problemas, nos amábamos demasiado, pero pasaron algunos años y seguía sin poder lograrlo – limpió algunas lágrimas, tanto tiempo y dolía como si hubiera sido ayer – un día me sentí mal, así que me dispuse a ir al doctor. Al regreso estaba tan feliz, estaba embarazada, por fin lo habíamos logrado, ese día fui la persona más feliz del mundo. Mi esposo lo fue cuando se lo dije, celebramos haciendo el amor toda la noche, nos tomamos unos días de vacaciones –



- Cariño ¿segura que estás bien? –

- Ya te dije que si – Sakura ya tenía cuatro meses de gestación, según su médico todo lo referente al embarazo marchaba a la perfección. Un mes más y sabrían el sexo de su bebé – puedes irte con tranquilidad mi amor –

- Debería quedarme contigo, no me siento tranquilo –

- Madara Uchiha ya debes irte a trabajar, estoy bien, el Doctor dijo que todo está perfecto –

- Regresaré en dos semana hermosa, cerraré el trato y podremos disfrutar de lo que resta de tu embarazo, no nos preocuparemos por el dinero – Madara Uchiha no tenía problemas con eso, su familia era muy importante en Japón, en poco tiempo se hicieron acreedores de una enorme fortuna, y poco a poco sus esfuerzos daban frutos, pues sus hermanos iban metiéndose en la política. Él estaba a punto de abrir un bufete de abogados, uno que representaría a muchos gobernadores y políticos en muchos aspectos.

Las dos semanas pasaron, Sakura comenzó a comprar ropa para el bebé, el viaje de su esposo se había prolongado por algunas inconsistencias con sus socios, pero nada que él no pudiera solucionar, esa fue la repuesta que su esposo le dio, así que ella decidió esperar por más tiempo.

Don't cryWhere stories live. Discover now