Capítulo 25: La cita

46 7 1
                                    

Se escucha que alguien aprieta un botón y una melodía suave se escucha de fondo. La reconozco enseguida. Stay de Rihanna.

Volteo a ver de donde venía la música, hasta que veo a Punzie a lo lejos, sosteniendo una bocina pequeña y sonriendo como si fuésemos alguna pareja de una película que llevaba años esperando a terminar juntos.

—Merezco mis créditos, ¿no? —pregunta Punzie, acercándose.

—Bien, bien, tuve un poco de ayuda. —admite Jack, y percibo como le dice a Punzie algo entre dientes, como si le reclamara que nos haya interrumpido.

Otra persona sale detrás de Punzie. No me había dado cuenta que venía acompañada, hasta que veo la sonrisa de Flynn.

—¿Un poco? —pregunta, ofendido.

—Está bien, bastante ayuda. —termina Jack.

—¿Qué hacen ellos aqu...?

—No, no. Nada de ellos. Somos los meseros Rapunzel y Flynn, y esta noche les serviremos, ¿verdad? —pregunta Punzie, pero no obtiene respuesta de su compañero. Engancha su brazo al de Flynn y lo pega hacia ella, como si fuese una amenaza— ¿Verdad?

—Cierto. —sonríe Flynn con la boca llena de comida.

—Vaya, esperaba tanto este momento. —admití cuando escuché que mis amigos nos servirían.

Los chicos preparan las almohadas del piso y nos ayudan a sentarnos, como si fuesen unas sillas de tela súper elegantes. No puedo evitar sonreír cuando veo que Punzie se acerca con una libreta de Hello Kitty y un lápiz.

—¿Qué van a ordenar? —pregunta, lista para anotar.

—¿Esa no es la libreta de tu hermanita, Jack? —arqueo una ceja.

—No, claro que no. —por primera vez, Jack enrojece de la vergüenza.

—¡Les dije que se iba a dar cuenta! —grita Flynn.

—A ver, ¿qué tienes de comer? —me dirijo a Punzie.

—Tenemos fresas. De tomar, batido de fresa, y de postre... ¡pastel de fresa! —dice, entusiasta.

Entrecierro mis ojos hacia Jack.

—¿Cómo supiste que me encantan las fresas?

—Tengo contactos. —disimula una sonrisa.

El resto de la noche, nos la pasamos contando anécdotas antiguas y riendo de ellas. Compartimos la comida y bebimos un batido compartido. Miro de reojo a Jack. Parece que cuida mucho su aspecto por verse bien delante de mi.

Remojo una fresa en chocolate y le hago una pequeña mancha a Jack en su nariz. Temo que se moleste, pro me sorprende cuando empieza a reír y remoja su dedo en el chocolate. Se estira para hacerme lo mismo, pero logro esquivarlo. Aprovecho que está inclinado y le doy un beso, limpiándole el chocolate de su nariz.

Escucho unos besos detrás de mi. Punzie y Flynn ya se estaban besuqueando con descaro. Sin embargo, un tema que aún tengo pendiente tratar con Jack, se me viene a la cabeza.

—Jack, ¿has pensado en decirle a nuestros padres sobre nosotros?

Su mandíbula se tensa enseguida y yo me encojo en mi lugar.

—No tenemos por que decirles.

—¿Pero y si se enteran...? No quiero imaginar lo que pasaría.

Su expresión se suaviza y palmea su regazo, invitándome a sentarme.

—Ven aquí. —le hago caso y me siento con cuidado encima de él. Enrosca su mano en mi cintura y me mira— Quiero que sepas que a pesar de todo lo que pase, yo siempre voy a seguir amándote.

Sonrío ante sus palabras.

—¿Ves la luna de allá? —señala al cielo y yo allá miro— Siempre que veas la Luna, quiero que te acuerdes de mi. Así siempre sentirás que estoy contigo.

—Lo haré. —le aseguro.

La noche continuó con risas, besos e intentos de nosotros cantando canciones románticas. Finalmente, recogimos todo y Jack me llevó a casa.

Bajamos del auto entre empujones y esquivos, riendo como niños pequeños. Jack abre la puerta de la casa, y nos detenemos al toparnos con nuestros padres. Sus brazos estaban cruzados y la expresión de ambos era seria. La de mi padre un poco más.

Y desde ahí, supe que algo andaba mal.

—Que bueno que llegaron. Queremos hablar con ustedes. —mi padre se adelanta a hablar.

Oh no.

Jack debe notar mi miedo, porque aprieta el agarre de mi mano.

Los cuatro nos sentamos en la sala, y sin darme cuenta, ya estoy jugando con mis manos sobre mi regazo nerviosamente.

—¿Qué está pasando? —pregunto sin contenerme.

Nuestros padres intercambian una mirada.

—Nosotros deberíamos preguntarles eso, ¿qué está pasando en esta casa? —habla Kira, enojada— Hace rato entré a limpiar al habitación de Elsa y me encontré con esto.

Saca algo de su regazo y nos muestra la prueba de embarazo que tanto me había esforzado por esconder. Sentí mi corazón apretujarse en mi pecho y mi vista empezar a nublarse. ¿Qué me está pasando? Siento que no puedo respirar. Siento que... voy a caer...

Las voces de nuestros padres se empiezan a escuchar lejos, como eco. Y siento mi cuerpo resbalarse por el sofá, hasta caer al piso.

Lo último que veo, es la figura de Jack acercarse a mi para sostenerme.

Y de repente, todo fue oscuridad.

Tentación | JelsaWhere stories live. Discover now