Capítulo 19: El asalto

38 7 0
                                    

AL DÍA SIGUIENTE...

Hoy Punzie vino a recogerme al trabajo. No me disgustaba que lo hiciera, al contrario, lo agradecía, pero estoy empezando a extrañar cuando Jack lo hacía.

Punzie me mira de reojo mientras maneja.

—¿Qué? —le pregunto, arrugando el ceño.

—Anoche no contestaste mis llamadas. —dice, tan directa— ¿Te hiciste la prueba?

Mire hacia otro lado para evitar responder a eso, pero no lo dejó pasar.

—Tienes que hacértela ya, Elsa, ¿qué rayos esperas?

Me muerdo un poco la uña del pulgar.

—Tal vez solo necesite unos días más...

—O tal vez solo necesites que patee tu trasero hasta que orines en ese pedazo de plástico.

Qué sutil.

—Odio hacerte esto —dice— Pero si para el fin de semana no te haces la prueba, seré yo quien se lo cuente a Jack.

Las palabras me impactaron tanto, que me obligué a mirarla con esos ojos de "No te atreverías..."

—Se supone que eres mi mejor amiga. —murmuro, traicionada.

—Justamente por eso te estoy obligando a que lo hagas.

Le doy una mala mirada y desvío la vista a la ventana. Ni me había dado cuenta que hemos llegado a mi casa.

Le doy las gracias a Punzie, no sin antes asegurarle que me haría la prueba en estos días. Subí corriendo a mi habitación, agarro la prueba de mi mesita de noche y me la quedo viendo.

Escucho como alguien cierra la puerta de abajo, como si haya llegado alguien. Escondo la prueba debajo de mi almohada rápidamente y salgo de mi habitación. Me topo con Jack, quien iba subiendo las escaleras.

Sus ojos se abren con sorpresa cuando me mira.

—Mierda, pensé que no había nadie en casa. —dice, más para el que para mi.

Reparo su aspecto, asustada. Su camisa blanca está abierta de los primeros botones y rasgada de un costado. Su pelo está desordenado y sus mejillas levemente rojas. Tiene el labio partido y un moretón en el ojo derecho.

—¿Q-Qué te ha pasado?

—Algo no muy bonito.

—¿Con quién te peleaste? —me cruzo de brazos. Olvidé que aún estaba molesta con el— Espera, no me digas, ¿cuántos eran?

—Cuatro chicos han intentado asaltarme. Me pidieron mi cartera pero como no se las di, no tenían armas. Las cosas se pusieron feas y me golpearon entre todos.

—Feas como... ¿eso? —señalo su labio partido.

Sonrío levemente, negando con la cabeza.

—Pero tú eres terco, ¿verdad?

—Algo. —responde, sonriendo.

Miro su rostro como una idiota. Incluso golpeado se sigue viendo sexy. Qué estupidez.

—Siéntate en la cama. —le indico.

La curva de sus labios empieza a alargarse.

—Si quieres acostarte conmigo, solo tienes que decirlo y ya.

—No seas idiota. Voy a curarte, aunque me va a llevar tiempo limpiar este desastre.

—¿Estás llamando desastre a mi cara? —se hace el ofendido.

Decido ignorarlo. Es muy insoportable.

—Quítate la camisa. —vuelvo a ordenar.

El vuelve a sonreír. ¿Por qué todo lo que le ordeno tiene que sonar tan mal?

—Hay otras formas de pedirme admirar mi abdomen, Elsa. —una sonrisa baila en su rostro.

—La tienes manchada de sangre, imbécil, y yo adoro mi cama.

—¿La desarreglamos un poco? —sube y baja las cejas.

—Eres un pervertido.

Jack termina sentándose en mi cama y yo hago lo mismo. Saco un pequeño pedazo de algodón con alcohol y lo paso por las heridas de Jack, dandole toquecitos con él.

Sus ojos no se despegan de mi rostro, y estoy empezando a ponerme muy nerviosa. Debo sujetar su mandíbula con mis dedos para que se quede quieto, y el parece estar disfrutándolo.

Curar sus labios y no poder besarlos, era una tentación muy grande.

—Gracias. —dice una vez que terminé.

—Solo lo hice porque no quiero que nuestros padres te vean así.

—Suena a que estás enfadada conmigo.

Por su expresión, puedo notar que está dolido, así que decido ser directa.

—No, ¿por qué iba a estarlo? ¿Porque me besaste no una, sino dos veces y luego te has largado con otra chica?

—Lo se, he sido un estupido todo este tiempo. —se frota la sien con los dedos— Pero no sabes cómo...

—¿Y todo por qué? ¿Por Hiccup? Porque no lo entiendo. —lo interrumpo.

—Realmente lo siento. —se sincera, y me mira como si tuviese miedo a perderme.

—¿Por qué te acostaste con ella después de lo qué pasó entre nosotros?

Siento que me tiemblan los labios por aquella sensación de querer llorar. Jack suspira, como si supiera que no me fuese a gustar lo que iba a decir, pero pasó todo lo contrario.

—En realidad nunca me acoste con Anna, solo lo dije para molestarte... —dice— Solo estaba siendo un estúpido celoso que quería hacerte sentir igual. Pero te prometo que no dormí con Anna...

—Jack...

—En realidad —me corta— No he dormido con ninguna chica desde lo qué pasó entre nosotros.

Entreabrí los labios. Yo tampoco me había acostado con nadie después de que Jack y yo nos hayamos besado.

Aunque mi vida sexual no es muy activa, y tampoco es que tenga una larga fila de pretendientes. Dios, esto es mucho por procesar. Me levanto torpemente de la cama y agarro un curita usado que me encontré por ahí.

—Debo ir a... tirar esto.

Fui al baño a tirar los papeles manchados de sangre. Jack me siguió con la mirada. De verdad, me es imposible concentrarme cada vez que me mira de esa forma. Incluso mirándome dolido, me parece el hombre más sexy del universo.

Vuelvo a mi habitación y me encuentro con Jack, mirando con perplejidad un objeto en sus manos. No es hasta que me acerco, que me doy cuenta de que es la prueba de embarazo

—Elsa, ¿qué rayos es esto? —me señala la prueba, y me asusta el estado de shock en el que se encuentra.

Tentación | JelsaWhere stories live. Discover now