Capítulo 4: El show

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Hannah se acerca a la chica y le tocó dos veces la espalda.

—Señorita, ¿puedes maquillar a mi amiga también?

—¿Qué amiga, perdón? —le pregunto.

—¡A ti, obviamente!.— exclamó Hannah emocionada.— ¡Por favor, Elsa!

—N-No...yo no...no creo que sea...

—¡Por favooooor!.— suplicó Hannah.

—No te preocupes, será muy discreto lo que te haré.— me animó la pinta-caritas con una sonrisa.

—Ugh, está bien.— me acerco temerosa a ellas.

Tomé asiento y la chica empezó a esparcir maquillaje de diferentes todos en mi rostro. Le pregunté a Hannah de qué me estaban maquillando pero ella respondió con una risita malévola que era una sorpresa.

Para empeorar la situación, tenía a un grupo de mocosos enfrente de mi, observándome como si fuese un cerdo volador.

Después de unos minutos, la chica empezó a guardar sus pinturas.

—Terminé mi obra maestra, ¿quieres...?

No terminó de preguntar porque ya le había arrancado de las manos el espejo que me estaba ofreciendo para mirarme.

Casi me caigo de la silla al verme.

¡Me maquillaron de una maldita conejita!

Mi rostro estaba pintado de blanco por completo y tenía dos dientes enormes en la barbilla. Unas ridículas orejas rosas que parecían cuernos, estaban dibujadas en mi frente.

—Lindo, ¿no?.— preguntó la chica.

—¿Con lindo te refieres a exageradamente llamativo?.— pregunté con sarcasmo.— Porque si es así, es la palabra perfecta para describirme.

—¡Eres la conejita mas linda del lugar!.— chilló Hannah.

—Será porque no hay otra.

Y llegó la peor parte. Decidimos volver con Jack porque Hannah ya se había cansado de brincar.

Crucé el lugar con la mirada baja para evitar todas las miradas de la gente, este es otro nivel de vergüenza. Pero claro, no sirvió de nada porque Jack haría de todo por examinar mi cara hasta el último rincón.

—¿Qué tienes en el rostro?.— preguntó Jack
intentando ver mi cara. Bajo mi rostro para ocultar mi maquillaje.

—No es asunto tuyo.

—Déjame ver, Arendelle.— Jack tomó mi mentón y me obligó a mirarlo.

Al darse cuenta que tenía un estúpido conejo estampado en mi rostro, empezó a reír a carcajadas.

—Jódete.— le espeté liberando mi mentón de su agarre.

—Pero que sexy te ves, ¿has considerado cambiar tu rutina de maquillaje por esta? Porque los pretendientes te lloverían.

—Te sugiero que te calles un rato si no quieres que...

—¿Qué?.— respondió Jack dando un paso hacia a mi.— ¿Me vas a encajar tus dientes de conejo?

—Soy capaz de hacerlo y lo sabes.

—A ver, hazlo. Pero que sea en el cuello, es mucho más sexy.

—Voy a tomar una zanahoria y te la voy a meter por donde más te duela.

—¿Por qué no en vez de llevarnos mal, empezamos a hacer las paces... hermanita?

No sé qué lo peor del momento, si el hecho de que me acababa de llamar hermanita, o que quien lo haya dicho haya sido Jack Frost.

Tentación | JelsaWhere stories live. Discover now