—¿Jeon...?

De pronto, la voz conocida de alguien a sus espaldas llamó su atención, por lo que se dio la vuelta para observarlo mientras esperaba por la madama. Se asombró, pero no fue una grata sorpresa, más bien era muy extraño para él ver a Kim Jongdae en ese lugar. Se quería esconder en un agujero y quedarse bajo tierra por toda la eternidad, había sido descubierto y, ¡lo peor!, por alguien de la familia Kim.

—Jongdae hyung... —balbuceó—. Hola, ¿qué te trae por aquí?

—Lo mismo quisiera saber, no creí que te gustara la comida de este lugar.

Estuvo a punto de preguntarle sobre a qué se refería, pero recordó al instante que en su mano llevaba un paquete del pedido recientemente hecho.

—Ah, eso... —expresó—. Un amigo me lo recomendó, así que vine a probar.

—Dicen que el postre aquí es delicioso —Le guiñó un ojo.

—Ah... —Soltó una risa con nervios—. La próxima creo que pediré uno.

Aquel joven de cabello castaño y cicatriz llamativa se colocó al lado de Jungkook en el mostrador, esperando por ser atendido mientras tomaba de su saco un cigarro y lo encendía, alarmándolo.

—No te preocupes, a mí nadie me dice nada —lo calmó—. ¿Quieres?

—No, yo no... fumo... —susurró.

—¿La madama está ocupada?

—¿Qué? —alzó una ceja.

¿Acababa de decir "madama"?

—Ah, no la conoces tal vez. Irina se llama —indicó—. Me tiene que entregar algo para mi padre.

Jungkook decidió no hacer más preguntas al respecto, porque no era estúpido. Estaba más que claro que el señor Kim tenía asuntos más personales con ese lugar... "¿Kim?" No quería mezclar más sus pensamientos.

Pronto, la joven de cabello rubio natural y preciosos ojos verdes llegó hasta ellos.

—Ah, joven Kim —saludó—. Un placer verlo por aquí. ¿Se conocen?

—Sí, somos compañeros —le respondió—. ¿Está lo que encargó mi padre?

—Por supuesto, lo tiene la madama Alena —dijo—. ¿Quiere esperarla en aquella mesa, por favor?

—Claro —Sonrió y comenzó a alejarse de ellos, no sin antes darle una palmada en el hombro a Jungkook—. Un gusto verte, Jeon.

—Lo mismo digo... —murmuró.

Aquella bella mujer dejó sobre la mesa una gran carta de papel marrón, la cual parecía contener documentos importantes, y con un ademán le sugirió al joven de ojos almendrados que la tomara, lo cual hizo sin objeción alguna.

—Esto es...

—Para su tío —continuó—. Asuntos administrativos y demás.

—¿Sobre qué?

La incertidumbre y asombro en la mirada ajena tomó desprevenido a Jungkook, quien pronto se preguntó si había hablado de más. Al parecer era un asunto que ella creía que era de su completo conocimiento... Había arruinado todo.

—¿No lo sabe...?

—Lo siento, tengo tanto por hacer que lo había olvidado.

La joven esbozó una sonrisa llena de alivio ante su comentario.

—No se preocupe, cualquier asunto de J.M.P. es importante para nosotros también. Con su permiso —Hizo un gesto cordial y se dispuso a retirarse.

Jungkook, confundido, se dio la vuelta para continuar con su camino y a lo lejos vio a Kim Jongdae leyendo el periódico en una de las mesas. Se notaba tan concentrado en lo que hacía mientras esperaba a la otra madama. Cuando se quiso dar cuenta de la situación, ya se encontraba frente a él, había avanzado sin pensarlo y, claro, también llamó su atención, pues sus miradas se conectaron.

Toy [장난감] • KookMin (+18)Where stories live. Discover now