Don't Leave Me [Tokyo Revengers]

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-¿Entonces? -Izana miró seriamente a Takemichi, dió un par de pasos hacia el rubio y luego ladeó la cabeza. -No me digas, ¿Tu eres ese Hanagaki del que Dami me habló?

Izana soltó una risa nasal y luego se enderezó, mirando altanero al rubio.

-¿Cómo te atreves a dañar a mi hermana, pedazo de mierda? -Bramó y sin previo aviso le soltó una patada al rubio directo a la cara, tirándolo al suelo, algo desorientado por lo que acababa de suceder.

Dami llevó sus manos hacia su boca, sorprendida por aquello.

-¡Espera, Izana! -Exclamó Dami al ver qué Izana pensaba acercarse de nuevo a Takemichi. -¡Espera, no le hagas nada!

-¿Por qué demonios no? -Cuestionó con la mirada perdida. -Él te hizo daño, por mucho tiempo...

-¡P-Pero ya pasó, eso quedó en el pasado! -Exclamó pero Izana la sujetó del brazo, alejandola de su camino.

-Eso no me importa. -Murmuró y entonces camino hacia Takemichi, quién apenas iba a levantarse, pero Izana le pateo con fuerza el estómago, haciendo que cayera de nuevo al suelo. -Quizás ella te haya perdonado, pero yo no.

-¡No, déjalo! -Exclamó Dami sujetando con fuerza el brazo del peliblanco, doblando el brazo y lastimando a su hermano.

-¡Damelia! -Exclamó Takemichi desde el suelo al ver qué Izana se giraba molesto hacia ella.

-¡Ya déjalo! -Exclamó llorosa Dami, sin soltarle el brazo.

Eso hizo sorprender a Izana, su hermana estaba asustada debido a él. Pero aún así no demostró nada, simplemente se soltó del agarre de la fémina, y caminó hacia el mismo lugar al que se había ido su lacayo.

Apenas lo perdió de vista, Dami corrió hacia Takemichi y lo ayudó a levantarse.

Pero Takemichi no sentía dolor físico, sólo dolor emocional. Dami estaba junto a él, defendiéndolo a pesar de lo que él le hizo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, y eso hizo que la fémina se preocupara.

-¿Te duele mucho? No te preocupes, t-te llevaré a tu casa y...-

Pero no dejó que ella terminará, se soltó a llorar mientras se lanzaba a abrazar a la chica.

-Perdoname, perdón, lo siento, n-no sé en qué demonios pensaba... pero lo lamento tanto, eres una buena chica y yo...-

Dami se tranquilizó, y sólo correspondió al abrazo del rubio, sonrió levemente y luego sobó la espalda del menor.

Pero entonces, a lo lejos, pudo notar la figura de Hanma, el chico parecía estar fumando mientras los miraba.

La fémina quitó poco a poco su sonrisa, y entonces recordó el verdadero plan.

Apretó con fuerza la camisa del rubio, y luego lo apartó.

-Esto no significa nada. -Dijo fingiendo nerviosismo, pero en realidad estaba furiosa consigo misma.

Se había dejado llevar por la tranquilidad que ahora sentía al estar con Takemichi sin peleas de por medio, había olvidado su plan.

-Ve con tu madre y que te cure las heridas. -Dijo tajante para después caminar en dirección a Hanma.

A Takemichi le sorprendió el que Dami se fuera con ese tipo, así que sólo los observó de lejos hasta que desaparecieron de su campo de visión.

°°°

-¿Qué has descubierto? -Cuestionó Dami.

-Lo más importante para Hanagaki, es Mikey. -Dijo Hanma mientras tiraba su cigarrillo y lo aplastaba.

-¿Mikey? Pero casi no se llevan, ¿Por qué sería importante?

-Bueno, digamos que en el futuro, Mikey es responsable de todo lo que sucede, Kisaki influye un poco, pero en su mayoría Mikey es quien cambia todo. Sin Mikey, todo lo demás es un asco, o bueno, así parece que son las cosas.

-¿Entonces...? ¿Cómo haremos para destruir a Mikey? -Preguntó Dami.

-Para empezar... tenemos que pedirle ayuda a alguien. -Dijo Hanma y entonces llegaron a una casucha.

-¿Qué es aquí?

-Aquí vive nuestro nuevo personaje, sólo déjame hablar a mi, ¿Entiendes? -Él guiñó un ojo haciendo que Dami virara los ojos con aburrimiento.

Hanma golpeó la puerta de madera, haciendo sonar incluso la manija que no estaba bien puesta del todo.

Pasó un tiempo y nadie abrió, así que golpeó de nuevo, y así hasta que por fin escucharon el ruido de unas sandalias acercarse.

-Maldición, ya estaba en mi quinto sueño. -Gruñó alguien desde dentro de la casa, y entonces la puerta se abrió.

Dami se quedó confundida, había visto a ese chico entre todos los de la Toman, pero no sabía de quién se trataba en sí.

-¿Qué haces aquí, Hanma? -Bufó el de las cicatrices en las comisuras de los labios, pero al ver a la rubia, corrió dentro de la casa y volvió con un cubrebocas puesto.

-Vengo a pedir un cierto favor. -Sonrió Hanma divertido.

Comenzó a explicarle a Sanzu acerca de lo mucho que Mikey necesitaba de él, diciéndole que no podría estar seguro con otros más que con él, porque él era su más grande seguidor y fiel compañero, pues estuvieron juntos desde que eran pequeños.

Eso hizo que Sanzu se sintiera bien con ello, y aceptó hacer lo que estuviera en sus manos para hacer de Mikey el rey de todo Japón.

-¿Por qué le dijiste eso? -Cuestionó Dami una vez que salieron del lugar.

-Una persona obsesionada hará lo que sea por sabotear a los demás para lograr su objetivo. -Dijo tranquilo.

Dami se giró hacia la puerta, en donde se encontraba Sanzu mirándolos.

Hubo algo en los ojos del rubio que hizo tener un mal presentimiento a Dami. Pero no supo que era, así que sólo lo ignoró.

Sé que a nadie le importa, pero estuve muy ocupada, ya es mi último año de preparatoria y pues hay muchas cosas que hacer.

Disculpen la demora, espero ya ponerme al corriente con la historia.