Don't Leave Me [Tokyo Revengers]

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Dami se había acercado a Koko para que él pudiera enseñarle cosas para ganar dinero. Le había dicho a Taiju que necesitaba dinero, pero que tampoco quería trabajar como tal, es por eso que le exigió a Koko que le enseñará a ganar dinero fácil.

Así que estuvo tan pegada a él, viendo cómo hacía los negocios, y todo eso, que pronto comenzó a implementarlo, pero con otras cosas más... ilegales. Claro, sin que ellos se dieran cuenta.

A Dami se le ocurrió meterse al negocio de las drogas, a espaldas de los chicos. Comenzó a tener más conexiones con gente de alto calibre, eso era lo que ella quería.

-¿Y ahora por qué tan apachurrada, güera? -Preguntó uno de los marihuanillos de ahí.

-Hay una chica que... ah, no tiene caso.

-Andale güera, le damos un levantón o a ver qué hacemos. -Dijo sonriente otro chico.

-Pues... ésta chica me hizo mucho daño hace tiempo.

Dami comenzó a contar la historia que tenía con Takemichi, obvio modificandola para hacer quedar a Hina como alguien mala. Los chicos se miraron entre sí.

-No te preocupes, le daremos un buen susto, a ver si va a querer hacerte sus babosadas después. -Dijo seguro uno de los chicos.

Dami siguió vendiendoles la droga hasta que no le quedó ni un solo gramo, así que se fue a la casa de los Shiba. Pero antes de llegar, como a unas cuadras antes, se colocó un poco de perfume, por si había quedado algún olor en su ropa.

Guardó el dinero en su sostén y luego siguió su camino.

Pero entonces, alguien la jalo hacia un arbusto. Dami consiguió darle un buen puñetazo al tipo que la había jalado, sacó su bastón desplegable y le dio de bastonazos hasta que lo escucho chillar.

-¡Ya basta, Damelia!

Esa voz, esa jodida voz. Dami con más razón comenzó a golpear al individuo, se levantó y le dio de patadas, con toda su fuerza y en dónde cayera, estaba molesta, y ahora no usaría un saco de boxeo para entrenar.

-¡Ya, para! ¡Joder, para! ¡Dami! ¡Soy tu hermano!

-¡Tu no eres mi hermano! ¡No eres nadie en mi vida! ¡Te odio, te odio! ¡Muerete de una vez jodida basura insignificante!

-¡Lo siento, en verdad lo siento! -Exclamó y entonces Dami paró al no tener más fuerzas.

Se tragó el nudo en su garganta y miró como el rubio trataba de levantarse, adolorido.

-Perdoname, perdoname por todo lo que hice, y-yo, no sabía lo que hacía ni...-

-Es tarde... -Murmuró Dami mirándolo con su nariz picando. -Llegaste cinco años tarde, si volviste al pasado, ¿Por qué no llegaste antes? ¿Por qué tenías que volver por tu novia y no por mi? ¡Me jodiste, Takemichi! ¡Jodiste mi vida, mi futuro, todo de mi!

-T-Te lo juro que no tenía idea, y-yo no pensaba en nada más que en mi.

-Claro que si, tu siempre fuiste egoísta conmigo, incluso ahora que eres mayor, eres una mierda. ¡Una puta mierda!

Y por supuesto, los vecinos salieron a ver qué sucedía, porque son chismosos.

-¿Dami? -Habló Yuzuha desde su puerta. -¡Dami!

Ella corrió hacia donde estaban, y sostuvo a la rubia, ya que parecía querer lanzarse contra el otro chico.

-Por favor perdóname, vuelve a casa, arreglemos las cosas.

-Las cosas no se.... no se van a arreglar. -Dijo Dami volviendo a tragar el nudo en su garganta. -Te mereces todo lo malo que te llegue a suceder, por todo lo que me hiciste, te va a llegar tu karma, y si no te llega, yo me encargaré de que llegue.

Yuzuha finalmente jalo a Dami hacia su hogar, y entraron. Taiju miraba desde la ventana lo que sucedía.

-¿Ese es el hermano? -Preguntó Taiju aún mirando como Takemichi se quedaba en el suelo.

-Si, él es Takemichi.

-No parece como lo describes.

-Porque ahora supuestamente quiere redimirse, pero aunque eso suceda, no podré olvidar todos esos años de humillaciones.

Al siguiente día llegó el rumor de que habían golpeado a Hinata Tachibana, su padre estaba buscando a los culpables, pero ni de chiste sabría quienes eran los culpables.

Y sobre la pelea del Valhalla, Kazutora ni Baji murieron, ya que Takemichi estuvo ahí de entrometido.

Y eso sólo hizo enfurecer a la rubia, nada debía salir como Takemichi quería.

Ya no se trataba de una venganza, se trataba de una obsesión por empeorar las cosas.

Takemichi fue a buscar a Dami todas las noches, todas las mañanas antes de irse a la escuela, pero no había ninguna señal de ella. O al menos es lo que Dami quería que él supiera.

Ella seguía averiguando acerca del futuro, y le daba información a Kisaki sobre eso.

-Oye rubia. -Habló Hanma esperándola recargado en una pared.

-¿Yo?

-¿Ves a otra rubia aquí? No hay ninguna.

-¿Qué quieres?

-Más te vale que dejes de darle información a Kisaki sobre los viajes en el tiempo, no sabes lo que estás provocando.

-¿De qué hablas?

-Mientras más gente sepa, más querrán saber cómo viajar en el tiempo, y todo se saldrá de control.

-Ese no es mi problema.

-Sólo deja de hacerlo, joder.

-¿Y por qué debería hacerte caso?

Hanma viró los ojos, le dio una calada al cigarro que tenía y luego expulsó el humo en la cara de la fémina.

-Porque yo... Soy tu padre.

Dami hizo una cara de disgusto, cosa que hizo reír a Hanma.

-Cotorrea niña, es un chiste.

-Sólo pierdo el tiempo contigo.

-Pero hablo en serio. -Dijo él sosteniendo el brazo de la rubia. -Así como tú hermanito no planeado puede viajar al pasado... hay otros que pueden hacerlo.

-¿Quienes?

Hanma sonrió, dándole una calada a su cigarrillo, luego levantó el pie y apagó el cigarrillo en la suela de su chancla.

-Eso no puedo decirlo. -Le dijo guiñando un ojo para después caminar en dirección contraria a dónde Dami iba.