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Cuando el Takemichi del futuro volvió, se sintió algo confundido cuando llegó a casa y su hermana ya no estaba

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Cuando el Takemichi del futuro volvió, se sintió algo confundido cuando llegó a casa y su hermana ya no estaba.

Y por supuesto, había recordado que por esas fechas él había mentido para que su madre la sacará de la casa.

—Tonto, tonto, eres un imbécil Takemichi del pasado. —Decía mientras se golpeaba la cara con un cojín que había dejado la fémina ahí en la cama.

Takemichi no había vuelto a ver a su hermana desde entonces, doce años para ser más exactos. Y creyó que podría volver a verla, quizás disculparse o algo.

—¿Ya llegaste?

—¡Mamá! ¿En donde está Dami?

—Agh, esa niña... la corrí de casa ayer, me sorprende que no la hayas notado... aunque pensándolo bien, era un jodido adorno en la casa.

Y pronto él recordó que el odio de su madre hacia la fémina, era debido a él. Él le metía ideas absurdas a su madre para que la odiara.

Era un estúpido, un gran estúpido.

—¿Y-Y sabes en donde está?

—No sé y no me importa. —Gruñó molesta, pero después le sonrió. —Ven, hice tu comida favorita.

°°°

—Gracias por dejarme quedar aquí, Yuzuha. —Murmuró Dami algo apenada.

—No te preocupes, para eso estamos. —Dijo sonriente la castaña. —Pero tengo que avisarte, que Taiju es algo... tu sabes... eh, mandón, agresivo y... eso.

—Creo que ya me acostumbré a eso. —Rió sin gracia mientras dejaba sus bolsas con ropa en el suelo, en un lugar apartado del camino.

—Hablé con papá, y él no tiene ningún problema con que te quedes aquí, de hecho dijo que era bueno para que yo tuviera con quién pasar un rato de chicas. —Dijo ella emocionada. —Ven, coloquemos tu ropa en mi armario.

Ambas chicas comenzaron a desempacar la ropa de la rubia, colocando las cosas en el armario y unas otras en el mueble de Yuzuha.

La castaña estaba emocionada por tener a su amiga junto a ella. Para cuando terminaron, la castaña le pidió que le ayudará a hacer la comida.

Dami estaba algo asustada, era la primera vez que intentaría cocinar, y temía por ser regañada, su madre no la dejaba estar en la cocina ya que según la mayor Dami tenía una maldición en la cocina.

—P-Pero, ¿Y si quemó la comida?

—No te preocupes, hay más comida.

—¿Y si quemó la cocina?

—No creo que se pueda, igual hay un extintor.

—¿Y si...?

—¿Y si mejor te relajas y me ayudas? No va a pasar nada malo, ¿Si?

Ambas comenzaron a hacer la cocina, y entonces Yuzuha notó que Dami era muy buena cocinando, de hecho parecía profesional para no haber cocinado en su vida. 

—¿Y bien? —Las dos miraron con desespero al menor de los Shiba.

—Me gusta, está delicioso. —Dijo devorando la comida cuál cerdo.

—¡Si! —Exclamaron las dos mientras chocaban los cinco.

—¿Qué putas pasa aquí? —Exclamó el mayor de los Shiba, mientras entraba a la cocina y miraba a sus dos hermanos. —¿Y ella qué?

—Se quedará en casa, papá ya sabe.

Taiju levantó una ceja, mirando detenidamente a la rubia. Luego miró el plato que Hakkai tenía en las manos, le arrebató el plato y comenzó a comer.

—¿Quién lo hizo? —Cuestionó con molestia.

—¡Yo no, fue Dami! —Exclamó Yuzuha tratando de librarse de la culpa.

—¡Yuzuha!

—¡Es verdad!

Taiju las miró, y luego asintió, comiendo más del plato.

—Se puede quedar, de preferencia que ella haga la comida. —Dijo el mayor y luego salió de la cocina.

—Bueno, ya tienes la aprobación de Taiju. —Dijo Hakkai algo shockeado.

Ambas féminas asintieron confundidas por lo que había sucedido.

°°°

Para cuando la noche llegó, Yuzuha yacía acostada al lado de Dami, la castaña dormía tranquilamente, pero Dami no dejaba de pensar en lo que escuchó la noche anterior.

La conversación de Takemichi con el hermano de Hinata, la dejó algo inquieta. Definitivamente ese Takemichi lucía muy diferente al Takemichi que ella había visto días atrás. Era, completamente diferente.

Pero, si éste nuevo Takemichi buscaba salvar de alguna forma a Hinata... entonces le tocaba a Dami cambiar esos planes.

—Voy a arruinarte, Takemichi, a partir de hoy todo te saldrá mal. —Sonrió con decisión.

—¿Mhm? —Yuzuha se giró hacia Dami, y abrió un ojito para mirarla.

—Nada, hablaba conmigo misma... —Murmuró girandose hacia la castaña. —Duerme de nuevo.

Yuzuha dio un suspiro y volvió a acomodarse para dormir.

Mientras tanto, Dami siguió pensando cómo evitaría que Takemichi salvara a Hina. Aunque en realidad no tenía idea de por qué quería salvarla, Takemichi era una mierda con la pelirosa.

Debería decirle a Kisaki acerca de lo que había escuchado, pero... ¿Ella en verdad quería hacerlo?

Por supuesto que sí. Ésto le recordaba a Cenicienta, cuando la madrastra malvada tomó en posesión la varita de la Hada Madrina, y cambió toda la historia de Cenicienta.

Definitivamente iba a ser una buena historia que contar a sus nietos.

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Don't Leave Me [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora