Antes de que sus historias como demonios comenzara, las lunas superiores y algunos acompañantes han sido teletransportadas a una sala de cine, donde dos seres les hacen una oferta;
-¡¿Ver el futuro?!
-¡¿Ver otras realidades?!
-¡¿Canciones acerca de...
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—¡Bien, misión cumplida! —Zenitsu celebraba, a pesar de los obstáculos y circunstancias que intentaron evitar que consiguieran la pizza, al final supieron sobreponerse a ellos y lo lograron
—No sé si estar orgulloso porque no se rindieron ante las adversidades o estar decepcionado porque siguieron adelante en romper las reglas —Jigoro admite
—Yo quiero una pizza —Kaigaku admite en su mente
—Parece que Inosuke está feliz —la madre de Dōma sonríe con sinceridad
—Bueno, se gano la comida con hacer de punto de encuentro —el padre de Dōma admite
—El solecito fue el único que se despidió de forma correcta
—Bueno, los otros dos estaban desesperados por comer, él no tanto —Nakime admite
—Finalmente la obtuvimos. La pizza que esperábamos hace tanto —Zenitsu decía mientras celebraba junto a sus amigos.
—¡Huele delicioso! —Tanjirō admitía
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—¡Comamos ahora mismo! —Inosuke decía emocionado y un tanto impaciente
—Espera, no podemos comer hasta asegurarnos que no nos vea nadie, eso sería malo, debemos encontrar un luga- —Zenitsu iba a explicar, pero fue interrumpido cuando sintió que la caja de pizza dejaba de estar en sus manos.
—¡Hey! ¡Me robaron la pizza! —Zenitsu se percata —¡Malditos ladrones! ¡Ya no hay gente decente en este país! —se cruza de brazos enojado.
—Ahí está, por despistado —Kaigaku sonreía un poco, fue gracioso
—¿Quién fue? —Jigoro frunce el ceño, no le gustaba que Zenitsu haya gastado dinero rompiendo las reglas, pero tampoco le gustaba que alguien viviera y le arrebatara algo por lo que se ha esforzado tanto
—No sé que le ven de raro, de ley les ha tenido que pasar que les roben la comida —el chico al lado de Managi admite un poco temeroso —Bueno, ellos rompieron las reglas, por lo que son criminales —la voz relajada admite —¿Saben que significa eso? —preguntaba —Qué la persona que les robo se llevó lo bueno —la voz alegre reía —Sí, criminal que roba a criminal, nunca termina mal —la voz relajada admite —Sabes, es deprimente que criminales roben a criminales, ya ni apoyo mutuo hay —decía con tristeza —Hmp. Si yo fuera ellos ya iría preparándome para pelear con los ladrones
