¿Que pasaría si en una fiesta te acuestas con el novio de tu mejor amiga que también resulta ser mejor amigo de tu novio en la infancia?
No era sencillo responder.
Cada giro, caída, movimiento era algo primordial para que bailar se viera conciderad...
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Descubrí tu secreto Enana, la razón de porque siempre salías en las tardes con el pretexto que irías a estudiar, ir a comer con tus padres, ayudar a tu madre, que era lo que siempre utilizabas con Nat.
La realidad es que esto podría traer consecuencias, y Dhara lo sabía. Desde la conocí siempre recalcó que la única cosa que temería a perder, sería su seguridad.
Saber que la princesa Becker trabaja en una cafetería a espaldas de sus padres, era un tema de que hablar y estoy seguro que eso traería problemas y no solo para ella, si no, para su familia, que fuera esa la razón de aún no darme alguna explicación.
—Te falta ahí. —Me señalo ella nuevamente a la mismo piso que había limpiado repetidas veces toda la tarde.
Subí la mirada con amenaza.
—Ya esta limpio.
—Yo lo veo aun mas sucio. —Dijo con superioridad con los brazos cruzados.
—Enana...
—Brown...—Alzo las cejas observándome.
—¿Por que trabajas en una cafetería?
—Menos preguntas y mas trabajo. —Evito el tema retrocediendo para volver a caminar hacia la barra. Deje a un lado el pedazo de tela que me dio Dhara para limpiar los vidrios y la seguí.
—No huya enana, dijiste que me darías una explicación.
—Claro que no, tu dijiste que te daría una explicación, sin embargo, yo no te la daré.
—Ósea que solo deseabas que te ayudara en tu trabajo.
—Tu te ofreciste primero.
Intento alzar la barra para entrar hacia el otro lado, pero la detuve antes de que ella continuara.
—¿Qué sucede Dhara? tienes todo el dinero del mundo para que tu trabajes.
— Dinero que yo ni siquiera me consigo trabajando un año. —Intento entrar pero yo la detuve nuevamente.
—¿Entonces?
—¿Entonces que Adriel?
—¿Por que trabajas?
Intento abrirse paso hacia el interior de la cafetería, pero se lo negué.
—Dime —Me acerque más a ella.
—No quiero decirte ¿Bien?—Dijo rendida.
—¿No quieres o no puedes?
—Haces muchas preguntas Brown.
—Las suficientes para tener una respuesta. —Ella indecisa me miraba directamente a los ojos, mirando uno a otro. Supuse que ella solo se mantrendria callado por un largo tiempo, hasta que yo me cansara de querer preguntarle, pero e pronto sus hombros de relajaron haciéndose ver decidida.
