22

5 2 15
                                    

—¡Dylan, date prisa que ya casi empieza el partido!

Se nos hizo tarde, por si no se dieron cuenta.

Bill debía estar esperándonos y ese cabeza de prepucio seguía metido en el baño.

—¡Dylan! —le gritó Amanda.

—¡Ya voy!

Salió como cinco minutos después y tuvimos que ir corriendo al campo para poder alcanzar a llegar antes de que comenzara el juego.

¿Por qué era tan importante que llegáramos?

Porque Bill se rehusaba a jugar si yo no le deseaba suerte.

—¡¿Por qué tardaron tanto!? —nos gritó Bill cuando llegamos.

—Porque Dylan es un estúpido, pero ya, ve, buena suerte, te amo.

Me dio las acostumbradas palmaditas en el hombro y una sonrisa que no entendí hasta que dijo:

—Te amo más —y fue corriendo con el equipo.

—¿Le dije "Te amo"? —le pregunté a Dylan en un susurro.

—Síp.

—Mieeerda.

Nos sentamos a ver el partido, pero yo seguía pensando en ese "te amo" que se me había salido. No es que no quisiera decirlo, pero fue muy...

—¡Emeth! —me gritó Dylan y apuntó hacia el frente.

Al parecer Bryce acababa de hacer un gol y estaba dedicándomelo. Le hice un corazón con las manos antes de volverme a sentar, ah, es que me levanté en algún momento.

Después de eso, sinceramente, ya no presté nada de atención al partido. Supe que habían ganado porque William salió corriendo hacia mí para abrazarme, estaba lleno de sudor y aún así dejé que lo hiciera, por lo tanto, también debí permitirlo con Bryce.

Estaba perdidísimo. De lo último que me enteré fue de que habría una fiesta con el equipo por la victoria de que nosotros también estábamos invitados.

—Amor —me habló Bryce antes de irse—. No iré a la fiesta, pero diviértete, ¿si?

—¿Por qué no irás?

—Estoy que me muero de cansancio, pero William sí irá así que me imagino que tú también, ¿verdad?

—Pueees... —no tenía ganas de hacer nada, sinceramente.

—Ve —me puso la mano en la mejilla y acarició mi piel con su pulgar—. Tómate un descanso de todo y disfruta.

—¿Debería hacerlo?

—Claro, Em. La vida en este lugar no es muy bella. Ve, porfa.

—Bueno —me puse de puntillas y le di un beso—. ¿Te veo mañana entonces?

—Síp, hasta mañana, guapo.

—Hasta mañana, descansa.

Me regaló una sonrisa y se fue a su habitación, yo hice lo mismo para poder buscar qué ponerme. Al final me decidí por una camisa rosada y unos jeans. Cuando fui a buscar a Dylan y Bill, ellos iban saliendo de su habitación.

—¿Todo bien, Emy? —William me rodeó los hombros con el brazo mientras caminábamos.

—Sí, ¿por?

—Te noto raro, ¿cansado, tal vez?

—Sí... sí, estoy cansado. Pero Bryce me dijo que viniera, así que le hice caso.

SummeryWhere stories live. Discover now