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hay doble actualización, este es el segundo cap, así que si wattpad te envió primero a este, ve a leer el anterior.

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—¿Entonces William te está aplicando la ley del hielo por estar conmigo?

—Sí, pero no es así de malo como suena.

—Es peor que malo, Em.

—Es que no es la ley del hielo, Bryce. Es algo así como mantener su distancia cuando estoy contigo.

En realidad sí era la ley del hielo y yo sabía que era estúpido, inmaduro y tóxico que lo hiciera, pero comprendía que William se sintiera molesto.
Prometí que no lo cambiaría por Bryce pero parece ser que olvidé mi promesa.

Y es que, además de las dos horas cinco días a la semana que pasaba con Bryce, comenzamos a salir más.

No quiero decir que me gustaba, pero me gustaba.

Era guapo, amable, listo y, sobre todo, me alejaba de William. Cosa que me servía.

—¿Por qué mantendría su distancia? ¿Qué le hice?

—Supongo que sólo no...

—Le gustas.

—No —respondí rapidísimo—. Claro que no. Él sale con Amanda y lo único que le molesta es que ya no pasemos tanto tiempo juntos como antes.

—¿Él te gusta a ti?

Pensé en negarlo pero, ¿qué sentido tenía?

—Es complicado. Todo siempre ha sido complicado.

—¿Por qué?

—No lo sé.

—¿Te sientes cómodo hablando de esto conmigo?

—Claro, somos amigos.

—Tú y yo no somos amigos —murmuró.

—¿Ah, no? —me reacomodé en su cama—. ¿Entonces qué somos?

—¿Quieres que te diga qué somos?

—S...

Ni siquiera pude pronunciar la sílaba completa porque ya lo tenía sobre mí con sus labios pegados a los míos.

No mentiré diciendo que no lo esperaba, porque realmente lo esperaba. Aunque fue raro, porque yo ya estaba pensando en Bill.

Aún así, correspondí el beso y me gustó, me gustaba mucho besar chicos.

—¿Y eso? —pregunté cuando nos separamos

—¿No te gustó?

—Sí, claro. Pero, ¿por qué? 

Se rió y volvió la vista a su cuaderno.

—Porque me gustas y tú no ibas a tomar la iniciativa, uno de los dos decía hacerlo, ¿no?

—¿Si?

—¿No?

Lo sentí nervioso y me reí. No sabía si era risa nerviosa, pero eso aligeró un poco el ambiente.

—Perdón si te incomodé, no era mi intención.

—No lo hiciste, nada más que no estoy acostumbrado a gustarle a la gente. 

—Porque la gente es estúpida —cerró su cuaderno y me miró—. ¿Salimos al rato?

—Aún nos quedan veinte minutos para estudiar —le recordé, pero ciertamente, también cerré mi cuaderno.

SummeryWhere stories live. Discover now