Capitulo 7

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 Andrés

—¡Aprende a defenderte!—grita y toma mis muñecas para ubicar mis brazos en mi cara—¡Viste lo que le paso al tipo por no saber defenderse!— se aleja poniéndose en posición—Primero analiza los movimientos de tu contrincante, pero sin que este se dé cuenta—dice y lanza un golpe a mi cara, la protejo y lanzo un golpe que el esquiva—Una vez ya eso atácalo por sus puntos débiles—dice de forma cansada pero eso no lo detiene y me lanza otro golpe, lo bloqueo y le lanzo un puño a su quijada haciéndolo retroceder

—¡Maldito!— le doy otro golpe el cual hace que su nariz sangre.

—¡Bien!—dice y yo salgo de mis pensamientos encontrándome con Drew, y su cara de satisfacción. Sus cabellos caen por su frente, bajo mis manos con cansancio y Drew hace lo mismo—Vas mejorando mocoso—me felicita y yo sonrio.

—Po-podemos ir por mí -re-regalo—digo tímido, su expresión cambia y luego una sonrisa aparece en su rostro, lo primero que pensé fue que golpearía y simplemente seria una broma de su parte pero al ver su expresión y como sus dientes blancos forman una sonrisa todo pensamiento cambio

—Te lo mereces, aunque me sorprende que después de haberme roto la nariz te portes así—dice y comienza a caminar sacándonos del oscuro bosque. Ya son pasadas las diez de la noche y me olvide de todo lo que paso en la feria, debo de admitir que estaba nervioso por como estaria ya que cuando trate de reivindicarme con Jake este había desaparecido, con le tiempo Drew me hizo olvidar de las cosas.

Cuando llegamos a un lugar de comidas rápida lo primero que veo es lo primero que pido haciendo que el peli-negro suelte una carcajada, pero sin decir nada más me concede mi perro caliente y yo lo devoro como si fuera el primero en años. Al terminar comenzamos a caminar en silencio por en medio de la calle, esta estaba sola lo cual me daba calma.  

En todo el camino de regreso nunca deje de mirar a Drew, admito que es guapo y con tan solo la luz de las farolas le daba un toque misterioso y sexy...¿Sexy? ¿En que estoy pensando?

—Deja de mirarme—dice y me saca de mis pensamientos, quito la mirada y mi cara cae al piso de la vergüenza—¿Por qué aceptaste cuando te dije que te iba a dar algo?—abro los ojos como luna llena y el me mira sorprendido, mi expresión cambia por una triste y suspiro antes de contarle lo que es un secreto. No sé por qué se lo cuento, el me da una confianza algo extraña aun sabiendo cómo me trata.

—Antes de que mi padre me golpeara, me enseñaba a pelear. Yo— Carraspee la garganta—nunca me gusto eso y la única forma en la que él conseguía que golpeara algo era diciendo que me compraría lo que yyo quisiera—digo y Drew me mira con lastima, ¿Por qué?—Mi padre era una persona extraña

—Ya veo, así que por eso sabes algo—asiento—Me parece bien y te felicito porque pudiste decir algo sin tartamudear—dice divertido, pero a mí no me hace gracia. Seguimos caminando en medio de la calle, quería reprocharle lo del tartamudeo pero me retuve y seguí caminando a su lado.

—¡Denos tondo lo que tienen!—esto es muy película, solo que somos dos chicos y no hay una damisela en peligro. Aunque pensando lo bien yo sería la damisela, ya que según Ann soy el maldito pasivo.

—¡Váyanse al demonio!—escupe Drew sin mínimo de miedo ante el cuchillo que lo apunta. No resisto cuando el cuchillo me apunta y me dejo hundir en un mar de lágrimas.—¡Deja de llorar mocos!—  me dice con furia. Los sujetos ya cansados del espectáculo y que no les demos nada nos toman del cuello y nos comienzan a golear, aunque más a mí ya que las lágrimas me impiden ver.

 ¡Papá, por favor!

¡Cállate maricón!dice y me laza un puño a la cara, mi cuerpo tiembla..

Los recuerdos me invaden y el dolor se reproduce en mi cuerpo. La ira de haberlo visto y de ver cómo me torturaba me invade: Cojo el sujeto de ojos negros y los estampo contra el muro, este cae y lo comienzo a golpear con mis débiles puños. El dolor que siento se libera y el sujeto sangran dejando unas gotas de sangre en mis manos. Una sonrisa se dibuja en mi rostro al saber que golpeo a la persona que me maltrato durante años, el mundo desapareció y yo solo saco mi odio hacia el que dice llamarse padre

—¡Andrés!—la voz conocida me saca de mi ira, mis puños están llenos no solo de mi sangre sino también de la de mi... ¿padre?—¡Andrés, ¿Qué demonios hiciste?—mis manos tiemblan al ver el rostro del ladrón lleno de sangre, su nariz está rota, hay cortaduras en su cara igual que en la mía. Su compañero me quita de encima del él y me grita lo primero que se le viene a la cabeza antes de llevarse a su amigo moribundo en el hombro. No digo nada y la ira se apodera de mí. Me incorporo y miro el espanto de Drew al verme, lo ignoro y sigo derecho caminado por el oscuro callejón

—¡Déjame solo!—digo cuando grita mi nombre

—¿¡Me puedes decir que paso ahí!?—dice furioso me detengo y en su rostro hay pequeñas marcas rojas, se nota que también lo golpearon— ¿¡Quién demonios es Marcos!?—dice con voz fría. Mi cuerpo se paraliza, pero no respondo y sigo caminado. En menos de nada ya me encuentro en el instituto.

—Eso no te incumbe— hablo frío, me sorprende como le estoy hablando, pero con el simple echo de escuchar el nombre de mi padre me da una sensación repugnante. 

—¡Me respetas!—Dice y me alcanza— ¿Es tu padre?— No respondo y desvió la mirada—¡Deja eso atrás!—grita—¡Madura y deja que se pudra en donde este, no lo pongas enfrente de todo!—dice y yo exploto

— ¡Tú no eres nadie para venir a juzgarme!, ¡Es mi padre o al menos lo creo!, ¡No sabes lo que sufría, así que te agradecería que te fueras a la mierda!—digo la primera grosería en tantos años. El rostro de Drew cambia y al ver que no responde nada volvo a mi camino inicial, los pasos pesados del peli-negro me siguen y yo creyendo que todo se había calmado camino más lento pero todo resulta mal cuando me toma del cuello y me hace chocar contra la pared. Sus ojos estaban más oscuros de lo normal  y sus dientes rechinaban de la rabia, pero no decía nada.

—¿Por qué no te vas?, ¡Era mejor mi vida sin tu presencia!—digo con rabia y siento un líquido caliente salir de mi labio, al parecer el golpe me hizo más daño de lo que pense— ¡eres un maldito!, ¡Ve y fornicas con cualquier puta que te encuentres!—digo y me zafo de su agarre

—¡Eres un niñato!

—¡Vete al demonio, porque hay perteneces!, ¡Ve y finges ser la mejor persona del mundo metiéndoselo en cualquier hueco que encuentres!   —digo y sigo caminado, sus pasos me siguen sin importar que.

—¡Eres un niño inmaduro!, ¡Ve y lloras en un rincón!, ¡Enciérrate en tu cuarto y cúlpate por todo!, ¡Hazlo!—dice y yo me detengo

— ¡No eres quien para mandarme!¡Maldito hijo de puta!

—¡Madura!—es lo único que dice antes de entrar a su cuarto, gruño y entro a mi cuerpo ganándome dos miradas confusas. 

—¿¡Qué!?—no estoy de humor para calmarme. ¡Lo odio!, mejor si nunca hubiera aparecido en mi patética vida.


Mi inocencia es tuyaWhere stories live. Discover now