lovely

❇️ thirteen ❇️

HyeMin se había despedido de Jisung, quien recibió un mensaje de sus amigos con la lista que debía comprar. El chico estaba feliz por lo que había pasado, ¡Por fin fue capaz de decir lo que realmente quería!

Nunca pudo hacerlo por temor a ser rechazado, pero está vez se la jugó y, técnicamente, fue correspondido.

Ambos no tenían mucha experiencia, Jisung una vez salió con una chica y todo fue horrible, se sintió incómodo y tenía ganas de irse a su casa.

HyeMin no tenía experiencia alguna, no más allá de escenas de dramas, películas o libros. Si tenía, en su imaginación, ciertas cosas que le llamaban la atención de alguien, esa cositas por las que podría ser que, tal vez y solo tal vez, se pueda sentir atraída por alguien. Pero así como tenía preferencias, también tenía límites y si esas personas lo superaban, no había chance alguna. Algo un poco extremista, pero así vivía HyeMin.

---- bueno..te dejo. - Jisung se volteó - cualquier cosa...puedes ir a buscarme. - señaló la vereda - o mándame mensaje.

Ella asintió y se despidió moviendo su mano, cerró la puerta y se apoyó en esta. Cubrió su boca con su mano derecha, sorprendida por lo que acaba de suceder.

Tenía miedo, miedo de que su madre se entere y todo se vaya a la basura. Pero también había emoción, emoción de la buena. Esa que le animaba a intentar y experimentar nuevas cosas. Probablemente ese instinto de adolescente que le pedía a gritos desafiar los límites y pelear por tonterías.

¿Todo eso pasó por una confesión? Hm...no tanto así. HyeMin ya venía pisando la línea hace meses, cuando le pidió a su madre quedarse en las vacaciones con sus abuelos y ella se negó, diciendo que no podía pasar toda su vida en el campo ayudando a dos viejos.

Y eso hizo que la sangre de HyeMin hierva.

Discutieron y su madre rápidamente le dió un cachetazo cuando ya no tenía argumentos válidos. HyeMin se fue de la sala, tirando a propósito un vaso de agua y cerrando con fuerza la puerta de su habitación.

Una vez dentro, se quedó callada, esperando a que los pasos de su madre llegaran, pero no pasó. Cerró con llave su cuarto, por si las dudas. Su mamá podía ser bastante loca cuando se los proponía, pero está vez no fue así.

Al día siguiente, la mujer se había ido al trabajo más temprano, evitando así a su hija, y fue su papá quien le dió la noticia: podía pasar las vacaciones con sus abuelos, pero debía comportarse o la traerían inmediatamente.

También ignoraba las llamadas de su madre y solo respondía la última, que era cerca de las nueve o diez de la noche, poniendola al día y disculpándose por no responder, "estaba paseando por allí, no tenía señal." Era siempre su excusa.

¿Ahora que haría? ¿Sería tan valiente de romper aquella regla tan importante para sus padres?

Ese era el problema, jugando con eso podría tener en contra a sus dos padres. Y eso no sería bueno, no sería para nada bueno.