lovely

❇️ one ❇️

Un nuevo día comenzaba, el sol se dejó ver a través de las cortinas blancas delgadas. Parecía que el verano sería más caluroso este año, el cielo totalmente despejado y una suave brisa caliente.

HyeMin tenía su cabello castaño despeinado. Pero nada que un cepillo no solucionara.

Le gustaba pasar el verano en la casa de sus abuelos. A sus padres no le gustaba mucho la idea de visitar a los viejos, pero tampoco negaban que ella fuera.

Así que ahí estaba, despertando en una cómoda cama, escuchando a los pájaros cantar y el delicioso aroma del desayuno llegar de la cocina.

Traía puesto un camisón de verano, de esos delgados pero largos, pareciendo un vestido que llegaba hasta debajo de sus rodillas y que tenía un bonito color celeste pastel con algunos voladitos blancos. Su abuela se había comprado como regalo y era cómodo de usar.

Aprovechaba esos días para usar lo menos posible el teléfono. Igualmente sus abuelos no tenían wifi, pero si llegaba la señal. Algunas fotos la sacaba con su cámara polaroid y otras, muy poquitas, con su celular.

Al llegar a la cocina, se encontró con sus abuelos a punto de desayunar.

---- HyeMinnie, ¿Cómo dormiste, corazón? - su abuela le preguntó - ¿Tuviste calor?

---- dormí bien, tranquila. - se acercó a la mesada para tomar una taza y servirse leche - ¿Quedó cacao?

---- está en la repisa de arriba, tu llegas allí. - respondió su abuelo - ¿Me vas a acompañar a comprar al mercado?

---- claro, solo déjame cambiarme y lavar los dientes.

---- no olvides ponerte tu sombrero, Hye. El sol está muy fuerte y después estas roja.

---- lo haré. - bebió de la taza de chocolate y tomó la tostada que hacía dejado su abuelo en su plato - gracias.

---- mocosa insolente. - bromeó el hombre - por poco y me quitas la comida de la boca.

HyeMin terminó la taza y la tostada, así que corrió al baño para peinarse y lavar su rostro.

Abrió la canilla y el agua frita tocó sus manos. Hizo un pequeño cuenco con sus manos y luego mojó su rostro. Acarició sus mejillas y ojos para quitar rastro de cansancio. Antes de cerrar el agua, mojó su cepillo de dientes.

Puso un poco de pasta dental y lo dirigió a su boca. Cepillando sus dientes por unos tres minutos.

Volvió a abrir el agua y enjuagó su boca, también su cepillo y volvió a colgarlo.

Solo quedaba su cabello y ropa.

Con un peine, arregló su largo cabello. Lo peinó con una raya en el medio y tomó dos colitas de color blancas. Hizo trenzas simples a lo largo y las terminó con aquellas colitas. Las abrió un poco para que no se vieran tan apretadas y puso un poquito de brillo labial de cereza en sus resecos labios.