Capítulo seis

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Rápidamente entre los tres nombrados por el jefe agarraron el cuerpo muerto del Pirata y lo sacaron del patio siendo vigilados por otro guardia, mientras que yo, aún confundido, en shock por lo sucedido, me quede solo en el lugar. La sangre de mi rostro se mezcló con las lágrimas que comenzaban a deslizarse por mis mejillas.

—Estoy vivo...sigo vivo —me dejé caer de rodillas, todo parecía una pesadilla. Presencie la muerte de otra persona. Al limpiarme el rostro mis manos se mancharon de sangre, no solo la mía, sino que, la del Pirata también estaban en ellas—. Otra vez tengo sangre de otro en mis manos...no puedo con esto.

—Si sigues con esa actitud, si hoy no moriste, mañana o pasado, sí —levanté mi rostro y frente a mi estaba Jong—. Las cosas son muy diferentes aquí dentro que afuera chico, esta vez te salvó el jefe, mañana nadie te salvará si no decides defenderte.

—No puedo...matar —miré mis manos—. No soy un monstruo, Jong...no quiero matar.

—Lo sé, chico —se incoó y quedó frente a mí—. Sé que no lo eres, tranquilo —apoyó una de sus manos en mi hombro—. Anda, vamos a las duchas, tienes que quitarte toda esa sangre...chico, ¡Oye, chico! ¿Qué te pasa?

—Yo... —por un momento había olvidado la herida de mi espalda, pero esta misma me hizo recordarla al comenzar a sentirme muy mal, los ojos me pesaban demasiado y sentía como me iba hacia el lado... ¿Al final si moriré? Mamá....

Anda Kookie, corre más rápido o te dejaremos atrás —la tarde estaba hermosa, cálida, brillante, iluminada. Un sol en todo su esplendor, la pájara y ¿Mi papá?, ¿Qué hacia él con nosotros? ¿Por qué la pájara es pequeña? —. Kookie, hijo, ¡Apresúrate! —me volvió a gritar mi padre, me levanté, al parecer me había caído y ellos no me ayudaron a levantar—. Vamos JungKook, una caída no te ganará, si te caes debes levantarte y solo.

—Lo sé, papá —me levanté, limpié mis manos y seguí corriendo junto a mi hermana y mi padre, quien nos sonreía mientras corría a nuestro lado—. ¿Hacia dónde vamos? ¿Dónde está mamá?

—Vamos a jugar a la playa, mamá se quedó porque está resfriada ¿Ya lo olvidaste, cabeza hueca? —me respondió con clara burla la pájara—. Si te demoras, nos meteremos al agua sin ti.

—No si te gano —la empujé y cayó sobre el césped que había a nuestro lado, seguí corriendo mientras me reía de mi travesura—. Vamos pájara, si no te apuras te dejamos atrás.

—¡Idiota! —me gritó furiosa y comenzó a correr detrás de mí.

Al llegar a la playa, nos metimos al agua con ropa y todo, con mi hermana comenzamos una guerra de agua y papá se reía de nosotros. De tanto mirar, decidió unirse a la pájara e hicieron un complot en mi contra, donde claramente perdí. Nos tendimos sobre la arena y comenzamos a buscar formas en las nubes, según mi hermana veía caballos, un león, un perro y una pelota. Papá le seguía la corriente y nombraba más animales, yo solo veía nubes blancas, esponjosas, cómo se iban alejando y desapareciendo. Papá siempre apoyando las ocurrencias de su hija loca, con tan sólo ocho años tenía mucha imaginación, cosa que yo jamás logré tener. Al llegar a casa, mamá nos regañó a los tres por igual, por mojarnos con ropa y todo, ya que, luego se secaría aun puesta en nosotros, no le gustó nada, pero a nosotros nos divirtió que nos regañara, su rostro se veía lleno de vida.

Si, había sido un sueño, más que un sueño, un recuerdo de algunos de los momentos más hermosos junto a mi padre, ¿Acaso me había muerto? Por cierto, ¿Dónde estoy? ¿Por qué me duele el cuerpo? ¿Por qué no puedo moverme con libertad?

—¡Chico! —terminé de abrir mis ojos al escuchar una vez familiar, sólo una persona me llama de esa manera y en un sólo lugar, sí. Aún sigo en el infierno—. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Saga Jailed (JiKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora