II.XVI (1)

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TaeHyung se detuvo en medio de la calle y extendió su mano hacia el frente, sonriendo traviesamente en dirección al apuesto hombre con piercings que no dejaba de mirarlo con un rostro algo serio. Aunque claro, eso no era de extrañarse. Normalmente tenía esa clase de expresión.

No es que estuviera molesto. Todo lo contrario. En realidad, estaba tan feliz que seguro y había sonreído la mayor parte del día. O quizás, desde que llegaron de Alemania, puesto que la relación entre ambos nuevamente estaba yendo por un buen rumbo. Y aunque no habían pedido ser novios, definitivamente ellos se etiquetaban como tal. La costumbre.

--- ¿Te da pena esto, pero no tener sexo en público?--- cuestionó el menor, entrecerrando ligeramente los ojos. Su tono de voz burlón demostraba lo bien que se sentía en esos momentos--- Hm. Si no quieres, puedo tomar la mano del primer señor que pase--- habló en voz alta, asustando a algunos varones que se alejaron de él en cuanto lo vieron--- ¡Ah, viejos feos!

JungKook finalmente sonrió. Su osito era muy parlanchín, pero altamente adorable. Aún si para otras personas era un demonio, para él era lo más cercano a un ángel en tierra.

--- Creo que ni siquiera tu padre querría tomar tu mano, amor--- acortó la distancia entre ambos y en seguida atrapó la delgada mano del otro, entrelazando cuidadosamente los dedos antes de tirar de su agarre--- ¿Solo esto quieres?, ¿Esto es una cita para ti?--- inquirió, buscando complacerlo lo más posible, como de costumbre.

El de melena azulada bufó. No podía creer que ambos mantenían una caminata desde hace media hora y ese tipo aún no comprendía el concepto de su cita.

Don perfecto estaba severamente distraído ese día. Quizás por ello era que no se le había adelantado lo suficiente como para entender a lo que se refería con esa salida.

--- ¡Es una cita sin lujos! Nada de restaurantes carísimos ni ir de compras. Clubes donde un trago te cuesta un celular... ¡Nada de eso por hoy!, ¿Capisci?--- dejó un corto beso en la barbilla del otro y parpadeó varias veces, presumiendo de sus largas pestañas--- no choferes ni autos deportivos. Tampoco trabajo. Eres solo JungKook y yo TaeHyung.

Evidentemente aquella información iluminó por completo al pelinegro. Con que así era. Ya se le hacía raro que hubieran salido de paseo como si nada.

Literalmente quedaron de verse en su oficina y ahora estaban ahí, paseando por las calles de Seúl.

Si bien, al fin comprendía los deseos de su osito, el señor Jeon aún estaba severamente confundido por algo. ¿Qué su querido TaeTae no amaba la vida de clase alta?, ¿Por qué cuando usualmente iban a comer a los mejores restaurantes del país, ahora buscaba el ser tan humilde?

--- Vamos a comer tripas de cerdo por ahí.

JungKook hizo una mueca ante la mención del platillo, pero decidió no expresar su disgusto por ello. Quizás era una buena manera de recordar de dónde venía TaeHyung, sus orígenes.

--- Feliz y agradecido de haber nacido en cuna de oro--- susurró el presidente, mirando con un asco para nada disimulado el puesto callejero que se situaba a unos metros por delante de ellos.

El menor se soltó del agarre la pareja mantenía y seguidamente corrió con entusiasmo hasta el frente del local. Dió varios saltitos en un mismo lugar, mirando con impaciencia a la señora que atendía a más clientes.

--- ¡Japchae y bulgogi con kimchi para llevar!--- señaló sin pena--- también un caldo de tripas de cerdo.

Mientras Jeon pensaba en lo precioso que se veía el amor de su vida, un flash iluminó en su dirección, seguido de otros cuantos más. Flashes que prontamente alcanzaron a su osillo, provocando que el mayor se enfadara un poco. No aceptaba que lo molestaran en público, mucho menos a su TaeTae.

Sugar, but not your baby (KookTae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora