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Con una sonrisa nerviosa y más pálido que a saber qué cosa, el joven de piel canela, caminó por los gigantescos pasillos de aquella mansión. Todo era tan lujoso. Seguramente costaba más que su propia vida.

Ah, aunque lo inspiraba para lograr tener lo mismo. E incluso mucho más.

Tragó saliva y se aferró a las grandes manos que lo llevaban directamente hasta una sala majestuosa, con suelos de mármol y unos pilares dorados en cada esquina del lugar. Era tan extravagante. Aquel candelabro incluso le daba el toque a aquella mesa enorme, la cual estaba adornada con un mantel de seda rojo, velas, flores recién compradas y una enorme botella de champán.

--- No me dijiste qué se celebra--- al fin habló TaeHyung mientras se iban a sentar en sus respectivos lugares. Aún no entraba nadie, así que los nervios habían disminuido.

El atractivo pelinegro solo sonrió en respuesta. No quería asustar a su novio.

--- Espero que no estés haciendo esto por salir de casa únicamente--- el menor se cruzó de brazos y frunció el ceño--- si de verdad no regresamos de inmediato a descansar, me enfadaré contigo. Acabas de salir del hospital hace dos días, Jeon JungKook.

--- Podemos descansar aquí e irnos mañana--- aclaró el presidente--- además te he dicho varias veces que jamás te mentiría. Hemos venido por un asunto sumamente importante, bonito.

Con los ojos entrecerrados, el universitario decidió ceder, pues no ganaría nada con alterarlo. Debía de ser paciente y confiar en él. Y es que, de un día para otro su novio había decidido hacerle una visita a sus padres. Al principio le había dicho que para que supieran de su relación, pero luego, como no convenció del todo a TaeHyung, Don Perfecto dijo que era algo que tenía pendiente con ellos y que no podía dejarlo pasar.

Así fue como terminaron en la mansión de los Jeon, vestidos y arreglados formalmente. Los lacios cabellos café del menor estaban perfectamente arreglados sobre su frente, aunque habiendo una separación en la parte de en medio con una V invertida.

Por otra parte, el contrario tenía su cabello hacia atrás. Se veía tan guapo que dejaba a la gente babeando. Incluído el osillo que no dejaba de mirarlo y apreciar su rostro. Se veía muy bien con la frente descubierta.

--- ¿Puedo besarte?--- le preguntó el intenso. Ni siquiera hizo amago de disminuir el volumen de su voz--- mejor dicho, ¿Puedo comerte?

Con una sonrisa pícara, el más alto se acercó hasta el rostro ajeno y lo tomó por el mentón de manera delicada. Sabía que TaeHyung se volvía más endeble de aquella manera, así que decidió jugar un poco con él.

--- ¿Aunque mis padres hagan acto de presencia?--- inquirió travieso.

Como todo un hormonal, el chico sólo asintió.

--- Así que quieres arruinar la tan preciada primera impresión.

--- Arruíname--- jadeó.

La puerta fue tocada alrededor de tres veces, rompiendo con lo que sea que tuviera la parejita en esos momentos.

TaeHyung rodó los ojos y se giró hacia otro lado. Lo único bueno de la gente rica es que no interrumpían directamente como su mejor amigo, que entraba sin avisar.

--- Pase--- finalmente aceptó el pelinegro resignado. Pues ya qué, ¿No?

--- Señor Jeon. Sus padres estarán aquí dentro de poco. ¿Le gustaría probar algún aperitivo mientras tanto o desearía esperarlos?

--- Eso no hace falta, Niko. Retírate y ve de una buena vez por algo para picotear, ¿Qué no ves que hoy es un gran día?--- cuestionó un hombre que seguramente su edad era igual a la suma de la de aquella pareja joven presente.

Sugar, but not your baby (KookTae)Where stories live. Discover now